domingo, 23 de diciembre de 2012

San Salvador, 21 de diciembre de 2012.

A mi país.
A mis amigos.

Los años nos enseñan que mientras más caminamos por el camino de la vida, más nos muestra el sentido real de nuestra existencia; en estos últimos años me he reencontrado conmigo mismo, me deslumbró una Iluminación que no esperaba y además Dios me dio un tiempo extra. Yo he hecho y haré lo que tengo que hacer para corresponderle; lo estoy haciendo y siento que los últimos años de mi vida he sido realmente feliz. Mis grandes amores, mis tesoros, están conmigo, es decir mi familia y los que me quieren, sobretodo su esencia, la parte íntima de su alma, que en realidad es lo importante; por ello mi espíritu está fuerte y mi alma en paz, Dios me ha dado en esta vida todo, quizás más de lo que merezco, Él sabrá por qué, pero me ha librado de los apegos, esto es una bendición invaluable, pues las posesiones físicas nos atan a las circunstancias de la vida creando apegos que distorsionan nuestra visión de la realidad y nos roban la libertad. No es que me haya librado de la infelicidad ni del mal, en absoluto, pero el peso de la felicidad y de la satisfacción es tan grande y poderoso que puedo hablar con propiedad de una vida feliz, plena, productiva, creativa, en la cual impera la bondad y la solidaridad. He encontrado en el amor al prójimo una fascinación que ha modulado mi vida y le ha dado un sentido muy humano, muy profundo a mi existencia.

Esta tierra que tanto he amado, amo y amaré, por el contrario, a la deriva, sin rumbo fijo, viajamos sin sentido de nación, no somos ni izquierda ni derecha, ni socialistas ni capitalistas, ni cultos ni ignorantes, mediocridad en todos lados. El Salvador es un negocio de pocos en detrimento de muchos. Y lo más trágico es que desperdiciamos nuestra inteligencia, porque !vaya que hay talento entre nosotros!, mucho talento y con ello, el mejor capital de nuestra nación

Por ello pienso también que hay esperanzas, pero para que este país cambie, para que nuestra sociedad cambie, es preciso que yo cambie, que tú cambies, que todos cambiemos. Crear dignidad y justicia para este país es tarea de todos, busquemos la justicia en la bondad y marginemos el mal. Que el 2013 nos permita forjar el inicio de un país justo, donde todos, digo todos con énfasis, vivamos en paz, con dignidad y lejos de la pobreza, porque en la pobreza no existe Libertad.

La política no es mala, lo malo son los políticos sin norte social, sin moralidad, sin ética profesional, sin pasión por la igualdad y la solidaridad. Tenemos un largo y doloroso camino que recorrer, nosotros, somos la clave de ese camino, ese debe ser nuestro norte y nuestra guía para crear un mundo, sino feliz, al menos en el que podamos vivir en paz, libertad y justicia, eso sería suficiente para alcanzar un bienestar que propicie la recuperación económica y la salud mental de un pueblo acribillado por la maldad, la corrupción y las estructuras oscuras del poder y del crimen organizado.

Sólo así, nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos, vivirán plenamente y alcanzarán el éxito que les deseamos con todo nuestro amor y con él, la felicidad que es al final lo que todos buscamos y que es también, lo que les deseo a mis amigos, desde el fondo de mi corazón. Que Dios nos bendiga a todos, en esta época hermosa de bondad, solidaridad que permite aflorar el bien de nuestro espíritu en beneficio de nuestro prójimo. Feliz Navidad, y que el próximo año se cumplan todas nuestras aspiraciones y lleve a este país que tanto he amado por el camino de la reconciliación social y la real paz que tanto añoramos.

LSR

viernes, 7 de septiembre de 2012

San Salvador, 5 de septiembre de 2012
La envidia.
Invidia.

 

La envidia, ¡ay la envidia!, no sé si sea un pecado muy malo, pero ciertamente es muy feo. Se parece a la avaricia, pero además de desear en exceso, sufren horriblemente cuando no lo consiguen y desean que los que poseen el objeto de sus deseos lo pierdan. Agonizan por causa de las virtudes y excelencias que ven en los demás y que ellos desean con desesperación. Por eso se dice que en la envidia, sufre el envidioso y el envidiado a veces ni cuenta se da y esto hace que el sufrimiento  se vuelva más violento, insoportable e insuperable lo que lleva al pecador a la difamación, a la violencia física y gozan cuando la honra, talento, posesiones del envidiado son puestos en entredicho. Gozan de muy mala manera cuando el objeto de su envidia tiene algún tropiezo, y muere espiritualmente,  cuando aquel triunfa.

Es un pecado infantil, de inseguridad del propio valor, que surge de pensar demasiado en los demás y nada en sí mismo, una ceguera sobre los propios valores, que todos tenemos. Ven a su alrededor para observar quien está mejor que ellos, y gozar “en sufrimiento” cuando alguien cae, por ello, Dante en el infierno les cose los párpados a los condenados por esta debilidad humana que encuentra  placer  viendo caer al prójimo.

El diccionario de la Real Academia de la Lengua la define como: “tristeza o pesar del bien ajeno, deseo de algo que no se posee”; esto último implica bienes materiales e intangibles como la fama, el éxito, el poder de los demás que son los que más dolor y angustia producen. Los artistas son famosos por sus envidias, por sus recelos de las cualidades de los demás, por el genio que les sobra a unos y les falta ellos.

Es una de las más dolorosas causas de la infelicidad, el envidioso es prisionero de su mediocridad, de su escasa calidad humana, de su infantilismo, que desea todo para sí. Es, definitivamente, un sentimiento de inferioridad, que produce odio hacia las excelencias de los demás y entonces se vuelve peligroso porque potencia el deseo de hacer mal al envidiado. Incluso se llega al asesinato por causa de ese estado de frustración, de impotencia, de alcanzar lo que para él es inalcanzable.

Esta infelicidad mental, negativamente intelectual, esta debilidad, produce en ocasiones una reacción opuesta y surge, de muy mala manera, un complejo de superioridad, falsa por supuesto, y el individuo se vuelve insoportable, con sus auto elogios, con sus ridículas poses, que cuando se disfruta de algún poder los vuelve acosadores, impertinentes, en fin, el típico fatuo, que en su interior sabe de sus carencias y de su falta de talento. Jamás acepta consejos de nadie, ni elogia ideas que no son propias. Creo que los envidiosos no necesitan ir al infierno, viven en él, sufren en él, gimen como niños malcriados en él. La envidia, ¡ay la envidia! Ya decía Tucídides que, “ todos los tiranos de Sicilia no han inventado nunca mayor tormento que la envidia”. Qué sabio.

LSR

 

jueves, 16 de agosto de 2012

San Salvador, 16 de agosto de 2012.

Los pecados capitales.
La lujuria.
(Fornicatio).
Parte final.

¿Don divino?, pues creo que es lo único que nos lleva al cielo absoluto, inefable, ese que los místicos decían que ni el ojo vio ni el oído oyó, porque en ese instante supremo, lo único que nos interesa es viajar en esa trayectoria alucinante en donde todas nuestros sentidos se vuelven uno solo, concentrados en el acto de desprendernos de este mundo en un gemido infinito, que es sólo eso un gemido que encierra placer, dolor, angustia – es casi insoportable-, en donde alcanzamos el zenit de los humanos placeres, la felicidad y alegría en un cóctel que debió ser la ambrosía de los dioses, si esto no es divino, no sé que otra cosa podrá serlo.

Las religiones al contrario, después ese divino e indescriptible goce, nos envían al infierno, habráse visto mayor majadería. Claro, eso sucede, si no lo bendicen los curas, que supuestamente no saben de eso, nada de nada ¡qué ironía!. En la Divina Comedia Dante a los lujuriosos, que somos toda la humanidad, los envía a un lugar en donde arden en sed y fuego, en el Infierno cristiano son otra serie de fantasías terribles que castigan el don divino del sexo. Les cuento lo que decía el monje Odón I de Cluny de las mujeres, es para encerrarlo de por vida. “La belleza del cuerpo está sólo en la piel. Pues si los hombres viesen lo que hay debajo de la piel, así como se dice que el lince de Beocia puede ver el interior, sentirían asco a la vista de las mujeres. Su lindeza consiste en mucosidad y sangre, en humedad y bilis”. ¡Pobre loco, jamás vio a una bella mujer desnuda.

¡¿Qué sería el amor sin sexo, sin un toque de lujuria?!, digámoslo claro, una unión desinfectada, anémica, absolutamente martirizante, en donde todo sería hipócritas palabras, movimientos discretos, caricias superficiales, pasiones controladas, es decir, una cárcel para el más profundo, delicioso sentimiento que podemos experimentar en nuestras vidas.

Ese viaje misterioso al cielo, que empieza con suaves caricias y continúa en un “crescendo”, en donde desaparece la realidad y nos adentramos en la esencia misma del disfrute de la vida, en esa luz que deslumbra nuestra mente, que pertenece a esa parte íntima de nuestra naturaleza que nos lanza a la búsqueda del placer. ¿Quién busca el sufrimiento? ¡Nadie!, solo los enfermos mentales, masoquistas, los reprimidos.

Es más, pienso que aquellos que se privan del sexo, de esa dosis de lujuria tan necesaria en la vida de todos, van en contra de un mandato divino, que puso esta tierra y sus criaturas para nuestro disfrute, el hombre para la mujer y la mujer para el hombre, yo, así lo entiendo, aunque ahora es más complicado y no me importa.

Algunos pasan toda su vida temiendo el placer sexual y la lujuria, que es uno de los máximos disfrutes de la vida, los tímidos lo admitirán en su corazón pero no en público, pero todos saben que digo y escribo la verdad, a pesar de la gazmoñería religiosa, de las morales antediluvianas, si algunos creen que esto es el mal en su más pura expresión, ¡Que lástima!, no saben lo que se pierden.

LSR

miércoles, 8 de agosto de 2012

San Salvador, 8 de agosto de 2012.
 
Los pecados capitales.
La lujuria.
(Fornicatio).
Primera parte.

Debo decir desde este inicio, que este pecado, al igual que la gula, no me parece muy pecado, ni tampoco una debilidad, más bien es una fortaleza, una pasión ilimitada por el placer que se extrae de la belleza de las formas humanas, del amor en su más alta expresión; obviamente como todo abuso puede llegar a ser dañino, pero creo que todos en la vida hemos sido, en un momento dado, casi divino, lujuriosos porque es un don que llevamos dentro, un regalo de Dios, si no, estaríamos solos. No estaría la mujer a nuestro lado y tampoco nuestros hijos. El acto sublime del amor sin lujuria sería como el agua: inodoro, incoloro e insípido. El pecado de la lujuria se define como un exceso de sexualidad, viene del latín “luxus”, que equivale a abundancia, exuberancia, es decir luxus está en todas partes, no solo en el sexo, sino en todo aquello que poseemos o deseamos sin medida.
 
Pero, específicamente en el sexo,  ¿donde empieza el exceso?, deberíamos entonces vivir en un "coitus interruptus" eterno, para evitar  adentrarnos en el éxtasis orgásmico que es lujuria químicamente pura, si no, no es orgasmo . ¿Quién decide hasta donde vamos bien y cuando entramos en el exceso?, no me vengan por favor con la iglesia de juez. Sobre todo las religiones que niegan a sus ministros uno de los más preciados dones que Dios ha dado a sus criaturas. Como todo exceso es malo, aunque no estoy seguro de ello, pero no porque sea pecado. Las cosas claras. 
 
¿Por qué muchas religiones, unas más otras menos, se oponen a la lujuria? Pues francamente no sé, pero lo presiento. Se manejan muchas teorías, pero sobre todo una que es, desde mi mundano punto de vista, aberrante. Se sostiene en algunas que el sexo en sí, sólo por placer, es ¿¿!pecado!??. Y entonces ¿cómo hacemos para tener sexo sin placer? Por otro lado, y esto es más absurdo aún, en el cristianismo,  las mujeres son siempre la fuente de la lujuria, se la representa en el arte, religioso por supuesto, como iconografía preferida, a una mujer, desnuda, el hombre muy, pero muy raras veces, yo en lo personal las desconozco, es representado como símbolo de la lujuria. ¿Por qué?, creo que viene de la concepción masculina del Universo antiguo, si bien hubo una etapa matriarcal en la historia y prehistoria, cuando los hombres accedieron al poder, la mujer quedó estigmatizada, y era como se lee en los textos religiosos del medioevo, la fuente irremisible del pecado, el centro mismo de la lujuria y de la perdición. Estupideces. Una postura misógina adoptada en el siglo XI por los monjes, que presentaba a la mujer, descendiente de Eva, causante de la caída del hombre, (el tal Adán era un virgo inocente) como si un real hombre ante una mujer desnuda y bella,  y una mujer, ante un bello hombre como se dice que era Adán o al menos debió serlo, eran una directa creación de Dios, eso se dice y estaban en la plenitud de su vida, permanecieran como estúpidos sin saber que hacer. Por favor.
 
La lujuria es un don divino, el goce del sexo, uno de los grandes regalos de la naturaleza humana.
 
LSR
San Salvador, 8 de agosto de 2012.
 
Los pecados capitales.
La lujuria.
(Fornicatio).
Primera parte.

Debo decir desde este inicio, que este pecado, al igual que la gula, no me parece muy pecado, ni tampoco una debilidad, más bien es una fortaleza, una pasión ilimitada por el placer que se extrae de la belleza de las formas humanas, del amor en su más alta expresión; obviamente como todo abuso puede llegar a ser dañino, pero creo que todos en la vida hemos sido, en un momento dado, casi divino, lujuriosos porque es un don que llevamos dentro, un regalo de Dios, si no, estaríamos solos. No estaría la mujer a nuestro lado y tampoco nuestros hijos. El acto sublime del amor sin lujuria sería como el agua: inodoro, incoloro e insípido. El pecado de la lujuria se define como un exceso de sexualidad, viene del latín “luxus”, que equivale a abundancia, exuberancia, es decir luxus está en todas partes, no solo en el sexo, sino en todo aquello que poseemos o deseamos sin medida.
 
Pero, específicamente en el sexo,  ¿donde empieza el exceso?, deberíamos entonces vivir en un "coitus interruptus" eterno, para evitar  adentrarnos en el éxtasis orgásmico que es lujuria químicamente pura, si no, no es orgasmo . ¿Quién decide hasta donde vamos bien y cuando entramos en el exceso?, no me vengan por favor con la iglesia de juez. Sobre todo las religiones que niegan a sus ministros uno de los más preciados dones que Dios ha dado a sus criaturas. Como todo exceso es malo, aunque no estoy seguro de ello, pero no porque sea pecado. Las cosas claras. 
 
¿Por qué muchas religiones, unas más otras menos, se oponen a la lujuria? Pues francamente no sé, pero lo presiento. Se manejan muchas teorías, pero sobre todo una que es, desde mi mundano punto de vista, aberrante. Se sostiene en algunas que el sexo en sí, sólo por placer, es ¿¿!pecado!??. Y entonces ¿cómo hacemos para tener sexo sin placer? Por otro lado, y esto es más absurdo aún, en el cristianismo,  las mujeres son siempre la fuente de la lujuria, se la representa en el arte, religioso por supuesto, como iconografía preferida, a una mujer, desnuda, el hombre muy, pero muy raras veces, yo en lo personal las desconozco, es representado como símbolo de la lujuria. ¿Por qué?, creo que viene de la concepción masculina del Universo antiguo, si bien hubo una etapa matriarcal en la historia y prehistoria, cuando los hombres accedieron al poder, la mujer quedó estigmatizada, y era como se lee en los textos religiosos del medioevo, la fuente irremisible del pecado, el centro mismo de la lujuria y de la perdición. Estupideces. Una postura misógina adoptada en el siglo XI por los monjes, que presentaba a la mujer, descendiente de Eva, causante de la caída del hombre, (el tal Adán era un virgo inocente) como si un real hombre ante una mujer desnuda y bella,  y una mujer, ante un bello hombre como se dice que era Adán o al menos debió serlo, eran una directa creación de Dios, eso se dice y estaban en la plenitud de su vida, permanecieran como estúpidos sin saber que hacer. Por favor.
 
La lujuria es un don divino, el goce del sexo, uno de los grandes regalos de la naturaleza humana.
 
LSR

sábado, 7 de julio de 2012

San Salvador, 6 de julio de 2012. 

El hombre que vendía recuerdos. 

El recuerdo es el perfume del alma.
George Sand.

Alguna vez le compré recuerdos, de días olvidados; te los entregaba escritos en papeles arrugados, sacados de la bolsa de su saco de lino siempre nítido y muy bien planchado, pero certeros y claros como si hubieran sido extraídos de alguna bóveda inmensa que guardaba los recuerdos de toda la humanidad; eran de una precisión asombrosa, pero tenían un precio, cobraba de forma curiosa, regálame un trago y un minuto de tu tiempo para conversar mientras me lo tomo, bueno, no era caro, pero era un minuto de tu vida, a veces era más, porque era un conversador extraordinario, sabio en exceso, no era tiempo perdido. Y eso era al mismo tiempo un problema pues no se tomaba más de tres tragos al día y nunca con la misma persona  En eso era incorruptible. En esos minutos y luego màs tarde en su casa, me mostrò un mundo desconocido y empecé a amar la literatura, el arte, me volví desde entonces un esteta.

Siempre se encontraba en las inmediaciones de la Teatro Nacional ese magnífico recuerdo de nuestra ciudad, paseando, dándole de comer a las palomas y su bar favorito era el Alcázar con su espectacular bar en madera tallada, aunque a veces le gustaba ir al Lutecia,  un lugar que le recordaba los bares de su tierra natal, que nunca quiso decir cual era. Se llamaba Marco lo que complicaba las cosas pues es un nombre que se usa en casi todos los idiomas latinos e incluso en griego y como nadie lo vio escrito, misterio total. Su edad era imposible de determinar, treinta o cuarenta, no sé, pero su sabiduría delataba una inmensa edad que surgía del conocimiento profundo de los siglos.

Yo siempre he padecido de mala memoria para mis recuerdos; hay etapas de mi vida que las he borrado por completo, no creo que sea un defecto, más bien es una habilidad que poseo, pero a veces, se me va la mano y borro años enteros que después tengo que reconstruirlos con mis amigos; a veces ellos se encargan de recordarme cosas que no deseo recordar, en ocasiones hasta los percibo peligrosos por sus indiscreciones de aventura y deslices que quisiera olvidar para siempre, a veces lo he logrado. Con Marco todo era diferente, siempre le compré recuerdos de mi infancia, sobre todo aquellos de mis vacaciones en la finca de La montaña, con su casa singular salida de una novela, su vista maravillosa y mágica sobre el valle entre Chalchuapa y Atiquizaya.

Era yo en ese entonces, joven, soltero e indocumentado, pero me fascinaban ciertos recuerdos a medias de mi absolutamente feliz niñez, que él se encargó de completar, como cuando jugaba con mis amigos en el traspatio de la vieja casona de Santa Tecla, mis años de escolar tímido, en fin, tantas cosas que se pierden en la densa niebla de los años. Pero bueno, quiero hablar de Marco, no le vendía recuerdos a todo el mundo, es más, era él realmente quien escogía sus favorecidos. A veces pasaba uno, le preguntaba la hora, no usaba reloj, creo que el tiempo le era irrelevante y luego su plática, musical y atractiva, hacía el resto; a veces con su esposa que jamás dejaba de sonreír, tomados de la mano, preguntaban algo y la gente sin quererlo entablaba plática con ellos, parecían siempre turistas queriendo saber algo de la ciudad.

Entablamos una curiosa amistad que me dejó imborrables recuerdo, vivía cerca del zoológico en un finca con una casa primorosa rodeada de árboles frutales  y de un jardín inmenso y variopinto. Poco tiempo antes que dejara de verlo, me dijo que se iban a otro país, le pregunté cómo hacía para conocer los  recuerdos de todo el mundo, mira me dijo, no de todos, ni todos los recuerdos, las personas tienen su cara dibujada por sus recuerdos y así se ven, destrozados por ellos, ennoblecidos por ellos, todo depende de tu vida, de tu pensamiento, de la pureza de tu espíritu. Los de la niñez se perciben  en el brillo de tu mirada, los de la juventud en el rictus de tu boca, la madurez en tu frente, los de la vejez en los alrededores de tus ojos.  Fácil ¿ves?, basta con mirar bien e interpretar mejor, esa una extraña ciencia, difícil y un don muy escaso, Celeste y yo lo poseemos y ayudamos al mundo con ello. 

Siempre hay alguien queriendo  rescatar un recuerdo, hay unos que son muy, muy importantes, trascendentales para una persona  o sociedad determinada, no sé, ignoro tu futuro porque en tu rostro sólo veo tu pasado, pero algo, no sé si maravilloso o trágico, tendrás que hacer más adelante. No lo volví a ver jamás y apenas sé cual es mi destino, pero sé que el camino ha sido maravilloso, gratificante salpicado de alegrías y tristezas, de triunfos y fracasos, he viajado, disfutado de las cosas bellas, del amor, de mi esposa e hijos, tal como pienso que debe ser una buena vida. Quizás mi vida sea mi  obra maestra...quizás.

LSR.

sábado, 30 de junio de 2012

San Salvador, 30 de junio de 2012.

Los pecados capitales.
La ira. (Ira)

La ira es el pecado de los violentos, de los irreflexivos, de los abusadores, de los que violan todas las normas de la vida; la ira es una debilidad humana que refleja la impotencia del pensamiento del que es poseído por ella. En el quinto círculo del Inferno de Dante, los iracundos se golpean y empujan en las pantanosas aguas del río Estigia, se destrozan entre ellos mismos, mordiéndose y desgarrándose. La ira hace sufrir al que la padece, nubla su inteligencia y lo despeña por el abismo sin fin de la crueldad. La ira es la peor enemiga de la coexistencia pacífica.

La ira en realidad, es falta de madurez, de control sobre nosotros mismos, es frustración e impotencia por que a través de nuestro pensamiento somos incapaces de resolver las circunstancias de nuestra existencia; es también producto de la incapacidad de las instituciones para imponer sus condiciones sean estas justas o no.

Hay muchas maneras de expresar ira, con el silencio obstinado, cuando nos recluimos en el mutismo porque detestamos el contacto con un mundo que no nos comprende, cuando nos comportamos exigiendo la perfección de todos los que nos rodean, pecado de jefes irascibles; cuando evitamos encarar los grandes problemas de la vida, lo hacemos con una ira evasiva, que se hunda el mundo, yo, estoy bien; ésta es una ira perniciosa y autodestructiva. La ira se produce cuando encontramos obstáculo a la satisfacción de nuestros deseos, cuando los gobiernos encuentran que no todo es aceptado, cuando en las empresas hay ciertas medidas que no son bien vistas, en fin, la ira surge en los iracundos, cuando hay oposición a sus planes, a su manera de pensar, a sus ansias de dominio a sus planes de expansión, a su perpetuación en una posición determinada. Como vemos soberbia e ira van de la mano, son demonios poderosos pero nefastos para convivencia pacífica y la armonía social.

Las religiones han añadido a la ira el calificativo de divina, lo cual es un absurdo, porque Dios es puro amor, eso se dice, es magnánimo, eso se dice, entonces eso de ira divina suena a falacia. Adosar a Dios uno de los más odiosos y vergonzosos pecados como la ira es un disparate.

Esa fue la ira de la nada santa Inquisición, cuya existencia y letanía de horrores, es uno de los pecados capitales de la iglesia católica. Si voy a hablar de ellos, tenía que mencionar ese inmenso pecado, derivado de una de las grandes debilidades humanas, la ira divina, creada falsamente por el poder mundano de la iglesia y las desmesuradas ansias de riqueza para crear el reino de este mundo haciendo exactamente lo contrario de su supuesto fundador, un pecado capital institucional, como o peor que el holocausto. La ira divina apoyada por el papado arrasó a Europa y en menor medida a América. La ira es destructiva, destruye a los que se encuentran alrededor de la fuente, pero también al iracundo. La ira conduce inevitablemente al odio aniquilador, insano, irreflexivo y malévolo.

El éxito y el fracaso, como dice el Dalai Lama, dependen de la sabiduría y la inteligencia, que nunca pueden funcionar apropiadamente bajo la influencia de la ira. Algo que deberían escribir, como frase rectora sobre la pared de enfrente, todos los gobernantes de la tierra.

LSR.

lunes, 25 de junio de 2012

San Salvador, 24 de junio de 2012.

La soberbia.(Superbia)

Es un pecado de gran moda, la soberbia u orgullo, aunque hay discrepancias sobre ambos, es una debilidad humana muy peligrosa y muy destructiva, porque pasa por encima de los demás y no sólo no se disculpa sino que se vanagloria de ello. Los malos banqueros, los más elegantes ladrones de la historia, gobernantes absolutistas, dictadores pequeños y grandes, esos que creen estar sobre el bien y el mal y poseedores de la única verdad, y que ejercen poder sobre la vida y la muerte de sus ciudadanos, son soberbios.

Es además una debilidad personal muy arraigada en nuestro universo salvajemente competitivo, en donde como las fieras, sacamos nuestras garras para sobresalir y sentirnos superior a los demás, a veces sin importar a quien atropellamos, los políticos, a nivel universal, son especialistas en éste y casi todos los demás pecados capitales, la soberbia los hace amar, adorar como un dios el poder, en razón de los beneficios económicos que obtienen y de la superioridad, falsa pero se da, sobre los demás, la opulencia que en muchos países acarrea, por causa de la corrupción y el estatus de persona protegida que el poder les confiere. Soberbia son los guardaespaldas, los autos de lujo, el atropello, cuyo único fin es demostrar superioridad, las más de las veces física, porque moralmente y a veces intelectualmente son unos verdaderos y despreciables enanos. El demonio que los acompaña es Lucifer. Vaya compañía.

La soberbia la manejamos mucho a nivel personal, propiedades, posición laboral privada o pública, el auto, la ropa que usamos, nuestra inteligencia, nuestra belleza física, aun cuando no existan, son causa de soberbia, que disimulamos de maneras varias y sorprendentes. La soberbia causa placer, nos hace sentir mejores, superiores, atractivos, poderosos pero sobre todo nos hace sentir geniales, aptos para cualquier tarea, no importa cual sea nuestra preparación profesional o que sencillamente no exista. Ello es sumamente peligroso, sobre todo cuando se tiene poder, porque es un engaño masivo, es una estafa intelectual que crea una realidad dislocada de la verdad y los resultados están a la vista en muchos países, la incompetencia, la corrupción, la ayuda innecesaria que crea burocracias infinitas para paliar la ignorancia del o de los que dirigen.

La soberbia, es la más poderosa de todas las debilidades humanas, es cabeza de múltiples comportamientos perniciosos; no nos deja amar, impide al amor verdadero, nos lleva a la avaricia para ser más y más ricos, a la lujuria para demostrar nuestras habilidades de seductor, a desear la mujer ajena para demostrar nuestro poder, a la gula de toda clase de cosas materiales, comida, bebidas entre más caras mejor, a malversar el dinero en objetos materiales para mantener nuestra soberbia, nuestro orgullo en lo más alto, menos, sería perder el glamour. En ocasiones, los dictadores, ebrios de poder no sólo roban descaradamente, sino que incluso llegan por la ira descontrolada, otra debilidad capital, al genocidio, el asesinato llevado a su más execrable expresión, como hemos visto en la llamada Primavera árabe y a través de la historia, luego volveré sobre estos crímenes masivos, provocados por la soberbia y la ira supuestamente divina.

La soberbia intelectual es de las más odiosas, el que es dominado por ella se siente superior porque así lo dicta él mismo o los aduladores que nunca faltan, se cree único, insustituible, atormenta a los que le rodean, a veces con exquisita cortesía, se ríe de las ideas y actos de los demás, no oye consejos, sólo sus ideas son válidas, en cualquier organización son nefastos y han contribuido enormemente al deterioro del mundo. Los soberbios son una peste que contamina el ambiente, la soberbia ciertamente es odiosa.

LSR


San Salvador, 23 de junio de 2012.

Los pecados capitales.
La tristeza.(Tristia)

Debo inicialmente aclarar que nada tengo que ver con la religión y me refiero a ellos, no porque crea que sean pecados, sino porque se refieren, en alguna medida, a las grandes debilidades humanas que son las mismas desde el principio del tiempo, que tampoco sé cuando ocurrió. Existe un orden establecido por Gregorio Magno, pero no pienso seguirlo, quizás siga el de Tomás de Aquino o quizás ninguno.

No siempre fueron siete, por ello ese extraño subtítulo del inicio, hubo uno que, aunque no encaja en la categoría de abuso de los demás, puede, si se crece, llegar a convertirse en uno por lo que genera, ese antiguo pecado capital era la tristeza. Pero si analizamos con calma, ahora y en los tiempos en que lo fue, sin sicólogos y antidepresivos, podía llegar a evolucionar en algo verdaderamente peligroso, la depresión y luego en desesperación, que finalmente pudiera conducir al suicidio, que los hay variadas formas, acción que en épocas pretéritas gozaba de pésima fama en la cristiandad, mientras que en otras culturas como la oriental, era y es cuestión de honor y dignidad. Aún los romanos y otros pueblos europeos lo practicaban en este sentido.

La tristeza fue dejada de lado, y de acuerdo a mi saber, de forma irresponsable, porque la tristeza es un mal de este siglo, un gran mal, poco entendido y peor estudiado, sí, por supuesto, están los sicólogos y siquiatras, las drogas antidepresivas y las doctrinas orientales. Pero a pesar de todo ello, para la máxima expresión de la tristeza, la desesperación, la depresión profunda que inmoviliza y hace sufrir en extremo, poco existe que pueda aliviarla y la tristeza, dígase lo que se diga, por las más variadas razones, va en ascenso en este mundo.

La tristeza es un detonante, pues nos vuelve infelices, nos hace ver el mundo de forma pesimista, y sufrimos por lo que no tenemos, por lo que perdemos, por lo que nos abandona, dinero, amores, sueños; entramos en desarmonía con los demás, los envidiamos, los odiamos porque son felices, tratamos de robarles su felicidad para que estén igual que nosotros, mal de muchos consuelo de tontos, dice acertadamente el viejo proverbio español y caemos en los otros, deseamos el mal ajeno, insultamos a causa de nuestra tristeza y nos volvemos extremadamente sensibles por causa de la misma, llegamos incluso a matarnos ante la impotencia de poder superarla. En fin, genera otras debilidades que es la exacta definición de pecado capital: cabeza de otros males.

El suicidio, producido por una extrema tristeza, hacía que no se pudiera enterrar los restos de una persona en tierra bendita, es decir en los cementerios o camposantos, que generalmente estaba adjuntos a las iglesias, mientras brutales hombres de la iglesia, los inquisidores, que literalmente asesinaron a miles de inocentes, dormían en compañía de los " justos", en el interior de las iglesias y catedrales, qué vergüenza.

Desde las anteriores perspectivas, la tristeza es un pecado capital, una debilidad humana mortal, porque mata no sólo nuestra apetencia por la vida, sino que destruye también la de los que nos rodean, nos envuelve en el manto gris de la desesperación, y potencia el deseo de acabar con nuestra existencia, yo, la hubiera mantenido como tal, es una de las más peligrosas e insufribles debilidades humanas.

LSR.





viernes, 22 de junio de 2012

San Salvador, 22 de junio de 2012.

La princesa está triste.

Para Léia.

La princesa está triste..., ¿qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
Rubén Darío.

No sé cuando la conocí, no recuerdo el año, ni si fue en primavera o en otoño, era una niña, al menos esa fue mi primera sensación, una jovencita inocente, llena de vida, alegre, con un maravilloso sentido del humor, que sonreía sin cesar, yo, tengo que decirlo, apenas le puse atención y ella creo que tampoco me la puso a mi, incluso he llegado a pensar que esa primera vez ni me vio, no sé, no recuerdo como empezó todo. Ignorando ambos muchas cosas, en el inmenso, complejo espacio y tiempo del Universo, se desarrolló entre los dos una extraña, irregular pero suave amistad, aunque sólo nos vimos en un par de ocasiones.

Ella era en realidad una princesa, pero eso no era lo esencial, lo trágico fue que, a pesar de su perenne sonrisa, yo ignoraba que estaba triste, que añoraba la felicidad perdida y que lejos de su tierra, en el frío mundo del sur, buscaba su reencuentro con la vida, con la paz, con la armonía. Buscaba recuperar la alegría y se refugiaba en la esperanza con todas las fuerzas de su alma. Es un alma blanca e inocente.

Pero la búsqueda terminó, no porque Princess - así le llamo- había encontrado al fin lo que buscaba, sino todo lo contrario; un día su mundo estalló en miles, millones de pedazos y de pronto se vio inerme, destrozada, desesperada, en el centro de la más fría soledad. Yo quizás ya me había olvidado de ella, lo digo con sinceridad, no la recordaba, es más, yo estaba muriendo mientras la princesa empezaba a estar muy triste. Quizás esas trágicas circunstancias hicieron brotar la amistad, a ella la consumía el dolor secreto, mientras yo me encontraba conmigo mismo al borde del abismo en el que caemos al final de nuestras vidas.

Ni ella ni yo sabíamos en realidad dónde estábamos, ni a dónde habíamos llegado. De pronto me di cuenta que estaba a salvo, no sé por cuanto tiempo, pero descubrí que el mundo es un lugar maravilloso y que la bondad es la más hermosa virtud y de nuevo nos encontramos, ella parecía feliz y yo muy sano, pero ambas cosas eran aparentes.

Una noche la princesa, triste, me despertó con un grito de auxilio, que provenía desde lo más profundo de su corazón y desde la más trágica soledad, el desengaño había tocado a su puerta de cristal y la había roto en mil pedazos. Yo, al principio no supe que hacer, no tenía confianza con ella para opinar sobre su drama, ni conocía lo profundo, ni la intensidad de su dolor, pero ella entre sollozos y lágrimas me lo hizo saber y así, entablamos una triste, pero sentida amistad, amistad surgida del dolor, de la desesperación; en ese instante comencé a escuchar música religiosa que tanto me gusta, que llega al fondo de mi alma, buscaba inspiración, buscaba respuestas a ese grito de auxilio en lo más auténtico de mi ser, no puedo decir si lo logré, sólo la princesa lo sabe.

El tiempo que todo lo cura ha pasado, no la volví a ver más, he tenido una irregular comunicación con ella, la princesa es así, me olvida y la olvido, creo que sigue buscando, sin prisas, como debe ser. Me ha contado que empieza a disfrutar de la vida, que ha encontrado los espacios que ella nos ofrece para la alegría compartida, yo espero que sea así, estoy profundamente convencido -es muy inteligente- que encontrará lo que siempre ha deseado, amor, paz y felicidad.

Ese es mi deseo y en lo más íntimo creo que así será, pero sobre todo, lo que más me alegra, es que pienso que la princesa... ya no está triste.

LSR

jueves, 21 de junio de 2012

Por qué te amo

San Salvador, 12 de junio de 2012.

Por qué te amo.

Tú ya lo sabes, pero necesito que sepas cómo te amo y por qué me gusta amarte; quiero decírtelo para que no tengas duda de ello y creo que no la tienes, para que sepas por qué he estado en las buenas y en las malas a tu lado; me sentiría incompleto sin tu continua presencia, sin tu certero juicio que me ha guiado en tantas ocasiones y por  la secreta e íntima armonía que provoca en mi espíritu tu ya larga compañía, años de conjurar espectros, fantasmas invisibles que jamás existieron pero que asustaban tu espíritu, de abrazar las amables circunstancias de nuestro peregrinar, que eso es lo que hemos hecho y hacemos; viajamos a un sitio que queda en ningún lugar y que jamás tendrá un sitio real, como aquel Universo cuyo centro, nosotros, está en todas partes y su circunferencia en ninguno. Estas palabras son un intento de definirnos, una aproximación, una lucubración que busca, quiere descubrir, lo que pasa dentro de mi cuando pienso en ti.

Son tantas cosas, que necesitaría un tiempo igual al que hemos compartido para decirte las múltiples, casi infinitas facetas de  nuestra singladura juntos a través de este océano, a veces tranquilo, a veces tormentoso, de nuestras vidas. Un universo de una complicada arquitectura, a veces paradójica, que conforma espacios imaginarios que no sirven para ser habitados, al menos por nosotros como unidad.

No ha sido fácil, pero  sí, inmensamente gratificante. En ocasiones, algunos instantes, los he creído de ruptura total, pero mi amor sobrepasó las más grandes tormentas y es lo que hace que, en cada ocasión de crisis, el camino empiece a tomar formas armoniosas, en donde la compañía, el compartir un mundo que sólo es nuestro, le da una belleza, un encanto y un misterio especial a nuestra vida.

Puede parecer extraño, pero creo que todas las vidas, todas las relaciones, todos los amores, tienen ese componente paradójico que crea geometrías que confunden la comprensión de los verdaderos sentimientos y oscurecen los senderos de la vida armoniosa. Lo realmente importante es la habilidad para descifrar los códigos ocultos de cualquier relación y tratar de interactuar con ellos, aunque siempre he dicho que la sinceridad es fundamental para la armonía y ésta no esconde códigos de ningún tipo. Pero ninguna regla del amor está escrita en piedra y todos construimos universos diferentes, unos más complejos que otros y de formas simples o complicadas.

La vida, creo que lo has notado, es como una partida de ajedrez, gobernada por fórmulas, movidas y estrategias que conducen, cuando hay amor, no a ganar sino a empatar, a cooperar, a compartir los recursos intelectuales de cada quien, algo en lo que tú has sido pródiga, generosa e ilimitada en tu bondad.



Como dije, tengo múltiples razones para amarte, tantas que este ejercicio es un juego de palabras simple, se queda muy corto, pero como dije al inicio, es un testimonio para una sola persona, para ti, para que comprendas la dimensión exacta de mis sueños y mi infinita esperanza en tu cariño.

Qué simple es, ¿Verdad?, tan simple que todo se encierra en dos palabras: te amo.

LSR.

sábado, 16 de junio de 2012

San Salvador, 15 de junio de 2012.

La gente que me gusta y la que no.

Me gusta la gente que mira a los ojos para dejar al descubierto la transparencia de su amistad y sinceridad, me gustan los que hablan en voz baja porque su fuerza está en sus ideas y en sus argumentos, me gusta la gente que sonríe porque comparte su alegría y derrota en cada instante de su vida la tristeza y el egoísmo, me gusta la gente sin dobleces, directa, que cuando dice sí, es sí, y cuando dice no, es no. Me enamora la gente inteligente, me alucina cuando además posee un  brillante sentido del humor. Me gusta la gente que habla de sus problemas y sufrimientos, como mero desahogo, sin trasladarlos a los demás, me gusta el amigo que es capaz de llorar y entristecerse por una pena genuina, son magnánimos y además fuertes.
Me impresiona la gente que puede pedir perdón cuando es necesario hacerlo, me gusta la gente que pide disculpas cuando comete un error y cuando,  a pesar de recibir indiferencia, continúa siendo cortés. Me gusta la gente que sonríe cuando ve cometer un error, es muestra de que se ve en un espejo antes de criticar  a los demás, me agrada la gente indulgente que tolera los errores de los demás, sus faltas , porque sabe que somos humanos y errar es nuestro destino si somos propositivos, si actuamos, si hacemos algo en este mundo.
Me seduce la gente que corrige sus errores, que no se vanagloria de ellos, que admite sus faltas y se disculpa por ellas. Me encanta la gente que quiere cada día ser mejor, más bondadosa, más solidaria y aunque poco, avanza siempre por el camino de la armonía familiar y social.
Me fortalece saber que todo esto es difícil, pero es que todo lo que vale es cosa de dedicación, sacrificio, esfuerzo continuo, responsabilidad y disciplina. Porque esto es lo que necesita El Salvador, sobre todo en aquellas áreas en que trabajan los que dirigen, que no sólo tienen, sino que deben ser ejemplares. Las cosas que valen cuestan, crear un nuevo país, justo, libre, solidario, cuesta, cuesta tanto, que nadie quiere tomarse el trabajo de empezar y cada día es más tarde, cada día nos acercamos más y más al precipicio de la desolación, del juicio final, de nuestro propio, auténtico y nacional Juicio Final, que nos juzgará con dureza por lo que hicimos mal y por lo que dejamos de hacer por este desangrado país.
Me gusta pensar que como Sodoma y Gomorra, habrá una persona justa, una sola, que cumpla con lo que me gusta, de mirada clara, honrada, sensata, centrada en la realidad y que tomará algún día las riendas de este desbocado y secuestrado país por la maldad, para llevarlo al sendero del Bien y crear así la nación que deseamos todos: justa, digna, libre en donde todos vivamos en armonía y dignidad, quizás no en ausencia completa del mal que es poderoso, pero un mundo en que la balanza, al menos, se incline al lado del bien
Porque me gusta la gente que hace el bien, que vive de su esfuerzo, no de el de los demás, me gusta la gente que tiene porque puede, que puede hacerlo con sus propios medios, con su propio esfuerzo, porque esa es la gente valiosa que se esfuerza y en su esfuerzo no atropella a los demás, reconozco el mérito del trabajo, repudio el que para tener se apropia de lo ajeno, de lo que otros, en las peores circunstancias hacen para que otros vivamos mejor. Me repugna el corrupto y la corrupción porque es la más malvada forma de empobrecer y de engañar.

Me siento agradecido con la gente amorosa, educada, honesta, solidaria que contribuye a la armonía del Universo, que hace tener esperanzas a aquellos que amamos, deseamos, el bien para todos.

LSR

domingo, 3 de junio de 2012

San Salvador, 3 de junio de 2012.

Húmedos recuerdos

Al norte, sobre el volcán, huecos azules interrumpían el blanco manto de nubes que descansaba sobre San Salvador, el sol tímido de la tarde alumbraba con su luz amarilla, una lluvia ligera, fina, obstinada que caía sobre el jardín y en las plantas, jugueteaban brillantes gotas de agua, que con los rayos del sol, convertían las hojas en joyeros.

El tiempo de lluvias, la lluvia en sí, es para mi el tiempo perfecto, desde pequeño la lluvia que me impedía ir al colegio era una bendición, pues siempre he padecido de las amígdalas, y en aquella época lejana, hablo de hace casi sesenta años, había que cuidarse pues la medicina no era tan avanzada y la cura era que te las quitaran, lo cual significaba operación, gastos, en una palabra: problemas.

Pero sobre todo es un tiempo íntimo, cuando llueve el mundo se apacigua, pareciera que nos comunicamos con la naturaleza de forma más amistosa, más armónica, hay una especie de comunión con ella, que se acentúa con el murmullo de las gotas y el viento que nos habla de la fertilidad de la tierra, de la perpetua renovación del Universo. Los aromas de la tierra y las plantas nos envuelven en un aura de sensaciones y percepciones que nos transportan en el tiempo y el espacio,  nos recuerdan los temores de la niñez, que hoy nos hacen sonreír, cuando escapábamos de los rugidos de la tormenta cerrando fuertemente los ojos y escondiéndonos debajo de las sábanas, o con nuestra almohada preferida refugiarnos entre papá y mamá, que a veces  ni cuenta se daban de nuestra cobarde invasión.

La lluvia me trae tantos recuerdos, como cuando caminaba en las corrientes de las calles empedradas de la vieja Santa Tecla, que no existe más, un disfrute sin igual de libertad, a pesar de las amígdalas, que me me hacía alcanzar las puertas del Paraíso y el País de Nunca Jamás. Viniera después lo que viniera, cuando llegaba a casa con los zapatos despegados y mojado hasta los huesos, los contratiempos de la infancia duran segundos.

Más adelante vinieron las novias, que caminaban tomadas de la mano, mientras se empapaban y sus formas se percibían nítidas en esa semi transparencia, que agitaba con furor las hormonas que producía "in illo tempore" a raudales, como la lluvia. Buenas épocas como se dice.

Así fue transcurriendo mi vida entre la lluvia acariciadora, dejando huellas indelebles en mi alma, su frescura, su suave música que adormece en los días libres, lluvia de recuerdos y vivencias que siguen alegrando y arrullando mi espíritu.  ¿Te acuerdas cuando bajo la lluvia te cortaba flores silvestres para colocarlas en tu cabello?, o ¿cuando bajo una fuerte tormenta te compré una rosa y la cortaste por el tallo cuando cerraste apresuradamente la puerta del auto?, la lluvia convierte en alegría las torpezas y sé también que flagela a nuestros pobres en sus precarias casas. Nunca me he olvidado de ello, ni he sido insensible a esas circunstancias, pero en lo personal, la lluvia ha sido compañera divertida, romántica, acariciadora, un disfrute sencillo pero maravilloso, que ha hecho mi vida más disfrutable y no me ha costado un centavo. Los grandes placeres de la vida son así, sencillos, como el amor verdadero, sin complicaciones, una relación amigable, auténtica, solidaria de apoyo mutuo, suave y fresco... como mi lluvia.

LSR.

viernes, 1 de junio de 2012

San Salvador, 25 de mayo de 2012.

La complicada geometría de la vida.

Las noticias que tuve de Helena en su ausencia fueron muy confusas, que si se había ido del país, que si estaba en Guatemala, en la Antigua; en Florencia, en Italia en fin, nada seguro, pero siendo como es, un alma sensible, amante de la belleza, esos lugares son muy posibles; recibo sus correos y mensajes con cierta irregular frecuencia en los que jamás se asoma la mínima pista de su residencia, no he querido preguntarle dónde se encuentra porque sé que no obtendré ninguna respuesta. La complicada geometría de su vida ha sido para mi un teorema irresuelto. Nunca estuve seguro de sus sentimientos, ni de los míos con respecto a ella, pero de que había algo entre nosotros, lo había. 

Lo cierto es que es una mujer estupenda, inteligente, serena, guapa, no bella, pero con clase.  Escribo sobre ella porque ha sido siempre un enigma para mi y porque hoy he recibido uno de sus típicos mensajes y la he recordado con ternura.  

Las líneas de su pensamiento crean  estructuras mentales que jamás he podido resolver; los esquemas de su mente son muy complicados y encima de ello, junto a los míos, las complicaciones se vuelven infinitas, conversar con ella bajo esas circunstancias, aunque era fascinante y enriquecedor, me perturbaba y me agotaba, un cierto dolor se apoderaba de mi y una tristeza por ella me desgarraba el corazón, porque creía que nunca podría ser feliz.

Dije que había algo entre los dos, sí y no, tal vez pueda explicarme; después del amor lloraba con una furia contenida pero densa, profunda; se daba vuelta y en silencio, sollozaba sin quejas, sin sobresaltos, odiaba ese brutal e indigno ritual posesivo -eran sus exactas palabras- y en ese instante creo, me odiaba con toda su alma. Yo, por el contrario, pensaba y actuaba de la más tierna manera, algo sublime pasaba por mi mente cuando estaba con ella y después que su furia amainaba, se lo explicaba de forma natural y  sincera. Me escuchaba mirándome a los ojos desde sus profundas esmeraldas, veladas por un absoluto escepticismo. Era y no era una relación.

Siempre prefirió las caricias periféricas, el roce de mis manos sobre su rostro, en sus brazos y aún en sus senos, pero en este último caso enmudecía, cerraba los ojos y permanecía como si su mente estuviera fuera de este mundo, luego tomaba mi mano entre las suyas y me besaba las puntas de los dedos. ¿Sientes?, me preguntaba varias veces y nunca supe qué responder. Pero eso me hizo comprender, tiempo después,  que una sensibilidad exacerbada dominaba su cuerpo y su alma, comprendí lo del "brutal e indigno ritual", hay mujeres así, de extremas sensaciones y percepciones.

El mensaje que recibí este día reza así: "creo que al fin te he comprendido, el acto de amor es un acto de ternura, tú sabes cómo explicarlo, llego la próxima semana para que lo intentes de nuevo". La he recordado con profunda alegría, porque sé que ahora puede llegar a ser feliz, quizás no conmigo, pero por lo que fue, he escrito este pequeño recuerdo, en homenaje a nuestros desencuentros y al verdadero amor: tierno, sincero, profundo, total, creo que al fin las formas geométricas de su mente se superpusieron exactamente sobre las mías...como en el amor.

LSR.

martes, 22 de mayo de 2012

San Salvador, 20 de mayo de 2012.

Ahora, no después.

En la vida hay cosas que se nos otorgan sin ser solicitadas; las disfrutamos las más de las veces sin estar conscientes de que son dones, regalos que Dios nos ha dado y nos olvidamos de dar gracias por ellos; algunas otras cosas las despreciamos, no las protegemos de nuestro olvido o las sumergimos en la desidia de nuestras rutinas y sólo las valoramos cuando las hemos perdido. Somos humanos y solemos ser desagradecidos. Pero no debería ser así, precisamente en ese olvido, en esa desidia, está el origen de tantos males, personales y universales.

En el amor es la causa de tantos errores, dicen que la felicidad es como un tren que viaja de noche y debemos tomarlo en el momento y la estación precisos. A veces ni siquiera vemos el tren, y cuando lo vemos ya sus luces se desvanecen en la negrura de la noche, de

La primera vez no vi el tren, me subí en él, años después, cuando por un acto de magia insuperable, pasó de nuevo frente a mí una noche de lluvia y tristezas, y por una de esas fintas del destino, que sólo Dios permite de vez en cuando, pude sentarme de nuevo a lado de mi felicidad. Ya en este largo ocaso de mi vida, hermoso como ocaso marino, brillante, luminoso, colorido, lleno de esperanzas, sentí tus manos y las alas de la felicidad apoyadas sobre mis hombros ahora que estoy vivo, qué bien, porque quizás mañana sería tarde y no quiero que me llores sino que me hables mientras puedo escuchar, que sonrías conmigo viendo el cielo azul y nuestro verde, maravilloso volcán, que me mires mientras puedo contemplar tus ojos, en los que me pierdo en la armonía y en la paz. Ahora es cuando necesito oírte decir que me amas, que caiga sobre mi mano una gota de la flor que cortaste bajo lluvia y no que pongas una flor sobre mi tumba.

Porque a veces, sin sentirlo, vamos atrasando los proyectos de nuestra vida, sobre todo los proyectos que involucran nuestros sentimientos, retrasamos decir que amamos, que necesitamos de alguien, que seríamos felices con esa persona tan especial, tan necesaria en nuestra vida. Lo cierto es que dejamos escapar las oportunidades de decir lo que piensa nuestra mente, lo que siente nuestro corazón, como si la existencia fuera eterna y tuviéramos el tiempo del Universo para declarar nuestro amor o compartir una caricia.

No me busques en la otra vida porque no me encontrarás, búscame en esta, quiero sentir que me llamas porque me necesitas, que me tocas la frente para saber si tengo fiebre, que me digas después que tus manos han acariciado mi cara, que no me he rasurado; quiero sentir tu aliento cada día, saber que vives a mi lado, saber que ríes con mis cosas, que te alegras de mi buena salud; quiero que me llames para decirme que me amas, que necesitabas oír mi voz y yo, en donde me encuentre, pensaré en tu sonrisa y en la luz de tus ojos, en tus suaves cabellos y te diré que también te amo, quiero que todo lo hagas hoy, no después, porque mañana… puede ser que sea tarde.

LSR

lunes, 14 de mayo de 2012

San Salvador, 5 de mayo de 2012.

Los amores tardíos.

¡Quién pudiera evocar sólo las etapas hermosas de la existencia!, exclamó Manfredo, quisiera al menos, tener un acceso selectivo a la memoria de mi vida, recordar las viejas canciones que cantaba acompañado de mi guitarra sostenida por una banda de tela chapina, en las noches en que flotando sobre la arena de la playa del Obispo, cortejaba mis primeros amores, como Laura, que me encontré años más tarde, reflejada en aquel soneto que retrataba mi pasión juvenil, eterna como todas las de abajo de los veinte años, y de la que pensaba sería incapaz de vivir sin ella, sin embargo los años, las lunas e infinitos oleajes del mar que todo lo borran, que todo pulverizan, me demostraron que todo pasa, que todo se olvida. Al final la olvidé claro, y con facilidad, porque después vinieron, las Beatrice y las Isoldas, las Ginebras, amores puros y no tanto que se me confunden en los recuerdos, a esa edad en que uno puede casarse con quien quiera, es el momento propicio, pero no lo hice.

Sin embargo ahora amigos, en el otoño o invierno de mi vida, creo comprender que conforme los años pasan, en el amor, la ciencia más difícil es la de olvidar. Quizás por que visualizamos ya el final y siempre creemos que ese, precisamente ese, es el último puerto de amor. Por ello mis queridos contertulios, debo prevenirles que los de la edad madura, son, si no, los más apasionados, los que nos aprisionan de manera más doliente y por eso, hoy que leía el viejo poema de Petrarca a Laura, sentí que a pesar de mi larga experiencia, aunque creo que el amor no la promueve, sentí que el poeta había pasado ya por ese río oscuro y tumultuoso:


"Quien me tiene en prisión, ni abre ni cierra,
ni me retiene ni me suelta el lazo
y no me mata Amor ni me deshierra,
ni me quiere ni quita mi embarazo."


Manfredo levantó su vodka y como pensando en su pasado y su presente dijo: hay mujeres amigos que ni quieren entrar en nuestras vidas, ni quieren estar fuera de ella, y lo peor es que se instalan en las puertas de nuestro corazón y ni dejan entrar ni salir a nadie, se levantó súbitamente y ceremonioso brindó:


Brindo por las que amamos y nos dejan, por las que nos aman y dejamos, brindo por las que dejan nuestro corazón solitario pero listo de nuevo para el amor, para el amor definitivo.

Nos volvimos a ver en silencio y casi al unísono gritamos

¡Estás enamorado Manfredo!

El sonrió misteriosamente y levantando de nuevo su vodka, se quitó su sombrero negro y colocándolo sobre la mesa y señalándolo añadió, juro por ese sombrero que me ha acompañado toda la vida, que es la mujer de mi vida, sí amigos, la he encontrado.

¿Te casarás al fin? Preguntamos a una sola voz.

Dije que son los más apasionados, no dije que nos volvieran estúpidos…ni a nosotros, ni a ellas.

LSR


San Salvador, 3 de mayo de 2012.

Siempre a la misma hora.

Las horas contigo son extrañas, a veces largas como las sombras del atardecer, a veces cortas como el brillo de un relámpago. A veces como suaves nubes que se disuelven lentamente en el cielo azul de mi conciencia, como la lluvia de esta noche se diluye en el verde césped de mi jardín querido. No sé sin son largas o cortas: es simplemente tu hora, que conforma un ritual que mantiene un ritmo en mi corazón y en mi vida la sensación ondulante de la felicidad, porque ésta no es un estado, es una iluminación pasajera que hace la vida digna de vivirse, para disfrutar de vez en cuando, esa sensación de atisbar el paraíso, en donde todo se resuelve, en donde todo se explica. Sí, esa eres tú.

Así es nuestra hora, siempre puntual como la salida del sol, siempre luminosa como las mañanas de verano. Hablamos de cosas quizás intrascendentes, no importa, nos escuchamos, eso es lo importante. El placer está en saber que disfrutamos nuestro mundo de aristas únicas, un mundo cuyas avenidas y plazas, callejuelas y pasadizos conocemos a la perfección. Un mundo que se expande desde los días de nuestra infancia situada a kilómetros y años de distancia, hasta el día en que las espirales del tiempo nos pusieron frente a frente y forjamos un mundo de fantasías y realidades que un día, en la encrucijada fatal de nuestras vidas, superó nuestra propia realidad. El imprevisible viaje de nuestras vidas, de matices y circunstancias sorprendentes.

Sobrevivió sólo esta hora, tensa en sus inicios, nerviosa, de escrutinios discretos y de suaves y acariciadores descubrimientos. Fueron al principio, horas de ansiedad y de prudencia, tratando de averiguar en los mínimos gestos, qué tanto de aquellas fantasías y realidades destrozadas habían sobrevivido; aún no sé que cosas olvidaste y que guardaste en el fondo de tu corazón, quizás esa es la magia de nuestra hora, algo sobrevivió en los dos, pero mantenemos en secreto los más íntimos sentimientos y seguimos mostrando hasta donde tus circunstancias y las mías nos permiten, el paisaje externo de nuestra extraña relación.

Debo confesarte que ahora entiendo a cabalidad lo de los ciclos de la vida; siempre me has escuchado decir que todas las épocas de la vida tienen su encanto, tú eres el encanto de esta época, en ti descansa el fulcro de mi interna armonía, eres el eje de mi extraño mundo en el que al lado de tormentas y borrascas, encuentro remansos de paz y serenidad. Eres el episodio interminable de la gran aventura de mi vida.

Todo eso parece suceder en una hora todos los días, a la misma hora, digo parece porque no sé si es una hora o es un tiempo inacabable, que dura ya años, pero para que me entiendas le llamo hora, debe ser de esas de la Creación, al menos de la Creación de la paz en mi espíritu, en donde somos dueños de nuestros destinos que viajan separados por una línea que tiene el espesor de un cabello. De uno de los tuyos, por supuesto.

LSR.

San Salvador, 12 de mayo de 2012.

Los verdaderos códigos.

Ayer se cumplieron cincuenta años de la desaparición de Renato Stradivarius, hace ocho lo volví a encontrar en Sicilia, como les conté hace algún tiempo, y este 2012 debo verlo en Estanbul; debo decirles, como lo expresé con asombro, cuando sorpresivamente lo encontré en la puerta de una sastrería de lujo en Palermo, que cuando lo conocí hace cincuenta años en su casa de San Jacinto, el tenía unos treinta y yo dieciocho, ahora yo soy un viejo y él, tan joven y lozano, como en aquellos tiempos. Luego de las preguntas sobre cómo estaba sucediendo esa situación tan fuera de la normalidad y sus respuestas increíbles, le pregunté sobre mi futuro, me dijo que yo aún tenía cosas que hacer, "cumplir" fue su palabra exacta, le creí con toda la fe de un hombre de edad aferrado a la vida y, cuando me enfermé de cáncer hace un par de años, pensé que se había equivocado, pero a los pocos días recibí de él la siguiente frase, "sólo Dios sabe cuando hemos de morir", le creí firmemente, dejé de creerle a los médicos, me encomendé a Dios y aquí estoy.

Voy a verlo estoy seguro aunque no tengo su dirección; en Sicilia ni siquiera sabía que iba a encontrarlo, ni nada cómo ubicarlo en esa exótica y bella ciudad turca, pero estoy seguro que el me encontrará. Cómo hace esas cosas de saber qué sucede en cualquier parte y cómo comunicarse con quien quiere, es uno de sus múltiples misterios, pero lo hace, de un manera que parece natural aunque debo decirlo, de una forma que causa escalofríos.

Qué Código da Vinci ni que ocho cuartos, Renato sí conoce un código secreto, no sé si el de la eternidad o el de la eterna juventud, que es casi lo mismo, aunque hay diferencias y no sé si siempre está aquí o en el futuro o en el pasado, sabe tantas cosas...

El caso es que vive una vida muy discreta, bajo perfil, creo por ello que sí es alguien importante en la cofradía, -no me gusta el nombre pero no dispongo de otro mejor-, por las características de la misma, que controla este mundo induciendo mínimos desvíos de algún ciudadano cualquiera, o en alguna organización internacional, pero debo decir, que según las palabras de Stradivarius, todos formamos parte del engranaje universal que mueve la historia y sobre todo las civilizaciones, nadie es superfluo, nadie es insignificante.

En estos años de crisis he visto caer tantos líderes que no me cabe duda que “ellos” están muy activos y no dudo que otros caerán, porque trabajan para ordenar el Universo, y en estos momentos, al menos en este mundo, lo que menos existe es orden.

No se necesita guerrear Luis, me dijo en una ocasión, ni disparar cohetes con cabezas nucleares; una idea, Buda, Jesús, Gandhi son ejemplos, nos muestran como se puede cambiar, para bien, una buena parte de la humanidad, que sus mensajes han sido prostituidos, es otra cosa. Por ello personas, no sé si pueda aplicar ese nombre tan simple a caballeros como Renato Stradivarius, mueven sutiles piezas en el gran tablero del ajedrez universal, yo soy una pequeña pieza y no sé que juego juego en el oscuro universo de este desgarrado país.


LSR

viernes, 6 de abril de 2012

Mi única constante.

San Salvador, 6 de abril de 2012.

Mi única constante.

A Sonia.

Tantos años querida, tantos días y tantos meses; qué torrentes de agua han transcurrido por el río de nuestras vidas; tantas cosas de dolor y placer, de tristezas y alegrías, amigos y amigas que permanecen y otros que pasan y desaparecen; pero el agua del tiempo, implacable, corre siempre sin descanso bajo nuestros pies atados a esta tierra amada y los dos, siempre juntos.

Nuestros hijos, la mejor obra sin duda alguna de nuestra larga, hermosa relación de amor; fueron creciendo en su niñez despacio y después en la adolescencia con una aceleración que nos hace envejecer con prisa de pánico; todo pasa mi vida, todo menos nuestro amor, tú, mi vida, eres la única constante de mi camino a Ítaca, que perseveras a pesar de mis faltas, mis omisiones, en acompañarme amorosa, dedicada hasta el sacrificio, en las buenas y en las malas por este camino lleno sorpresas felices y no tanto.

¡Qué hermosa nuestra vida juntos!, al lado de nuestros hijos amados, en un placentero camino en el que sólo yo he fallado en ocasiones, pero tu comprensión, tu cariño infatigable, indestructible, ha sido una constante imperecedera, que me ha atado a ti con los lazos del verdadero amor.

Otras ocasiones difíciles: mis enfermedades, mi carácter rígido e inflexible, que la vida, a golpes a veces, ha modulado hasta alcanzar cierta armonía interna que me ha convertido, no en un hombre solícito, creo que jamás llegaré a serlo, aunque déjame decirte que lo intento cada día y tú eres testigo de ello, pero quizás en alguien más atento a tu alma, un hombre hasta cierto punto frágil, necesitado de tu amor y tu cariño, que por la fuerza de la costumbre, de largos años de mi ausencia -de tu alma por supuesto, no de tu corazón- a veces me niegas, pensando que soy el frío, distante, y ausente de un pasado que ya no recuerdo, ni quiero.

Tu eres mi única constante, el cauce por el que fluyo hacia el final; mi bautizo de cada día, el barco en el que seguro navego por el mar de mi vida, sabiendo que estás y estarás por siempre a mi lado, algo que sólo en ti es cierto, sólo en ti seguro, sólo en ti constante, obstinada como el mar que se purifica incesante en su eterno oleaje, en su música profunda, como me purifico día a día en tu suave amor, en el a veces, oscuro amor de tu carácter explosivo, que enfrento con mis bromas y logra salir airoso del enfrentamiento. Pero…esa eres tu, ese soy yo, ni soy ni eres perfecta, pero hemos vivido una vida maravillosa, gracias por ello y por tantas otras cosas que aun debo darte, ofrendar en el altar de nuestro Amor, porque aunque el mío es muy extraño, puedo asegurarte, desde el lugar más transparente de mi alma, que es amor del mejor que un hombre pueda dar y practicar y que… también es constante.

LSR

lunes, 2 de abril de 2012

David poeta III

David poeta.
Tercera parte y final.
A David Escobar Galindo.
Ganador del Premio Mundial de poesía mística.

David inventa silencios con su poesía, el silencio de la palabra que no se pronuncia, que se lee en nuestra conciencia, en la intimidad y se desliza furtiva, suave, dulcemente a los valles del alma y se expande en una explosión silenciosa, que abre de par en par nuestra percepción y a través de ella, nos permite ver en su interior, no al hombre de carne y hueso que desconozco o al menos ignoro mucho de él, sino a su alma desnuda, sus fortalezas y carencias, sus debilidades y anhelos, la esencia de su vida misma, su pureza de hombre de honor y poesía, su íntimo descaro. Siempre lo he dicho, los poetas son unos sinvergüenzas, en el más puro y noble sentido del término.

“…y Dios y yo nos hacíamos bromas como viejos amigos,
felices por haber encontrado por fin una tierra descalza donde vivir de veras”

Camina por la vida perforando montañas de oscuridad, deshaciendo entuertos espirituales, criba los ríos de la vida buscando piedras preciosas, explora el alma de la tierra y el cielo, buscando sentimientos, pasiones, quizás el Santo Grial, quién lo sabe y con dulces versos, afiladas expresiones, el mágico y preciso sentido de la existencia, de la existencia esa que flota sobre la prosaica impaciencia del mundo.

“La memoria es un álbum de silencios fallidos.
Pero en alguna página del álbum revolotea sigilosamente una palabra.”…
…”esa palabra es la Palabra.
la Palabra de Dios.”

Escobar Galindo inventa en cada poesía singulares anatomías espirituales, universos iluminados con constelaciones hechas no de estrellas o galaxias sino de sentimientos, angustias, pasiones, misticismos inverosímiles, ternuras que lavan los pecados del alma y redimen a los desesperados. Busca en las arenas del océano de la vida caracolas y estrellas de mar luminosas para iluminar el oro de la perfección, y así, encontrar el exacto sentimiento, la precisa inflexión verbal que coincida con el deseado pensamiento, la exacta idea que refleja, con estructurada geometría, los fulgores de los cristales de su interior poético de su amor final y verdadero.


“ Voy a confesarme con la neblina
para comulgar con el rocío.
Así, purificado,
ya puedo pensar en contraer nupcias con la luz que reside en tus ojos,
compañera que Dios me destinó,
para que convivamos en el eterno plenilunio.”

He querido cantar a su canto; debo confesar desde la prudente distancia del conocimiento que poseo, que los poetas son impresentables, David el hombre está en todas partes, quizás sea el que escribe en los periódicos, no sé, quizás sea todo lo contrario; simplemente a través de la obra conozco al poeta, pero ese, no existe en este espacio de la normal realidad, existe en el reino de las musas, creo que de su única musa hoy en día, y en ese reino, paradójicamente, es de todos, es nuestro poeta.

LSR.

David poeta II

David poeta.
Segunda parte.
A David Escobar Galindo.
Ganador del Premio Mundial de poesía mística.


David es un alma que nos deja perplejos. Las verdades recónditas, reservadas, de su lenguaje poético nos conducen hasta el borde mismo de la realidad o de la divinidad, nos llevan hasta el límite mismo del espacio intelectual en donde termina lo terrenal y nos adentramos en el
místico espacio de los secretos estelares y celestiales, pero luego, en un acto de magia insuperable, con un verso, una mágica frase, nos trae de nuevo a esta realidad concreta de nombres y pasiones precisas, de sentimientos compartidos, nos trae de nuevo al reino del amor terreno con todas sus celestiales implicaciones y con un estupor gozoso pero indescriptible, nos sentimos de nuevo cómodos en el mundo de los sentidos que comprenden el significado de ser, en sus formas más concretas.

“Entre las sábanas, despiertos, oímos los movimientos de las estaciones.”

Vive y poetiza el instante tremendo de la agonía del amor más puro y curiosamente se queda mudo ante Dios. El dolor, la impotencia, nos desorientan, nos ocultan los límites de la vida y nos sumergen en la mística dinámica del no saber que hacer, del no saber que oír, del no saber que pedir.

“Me tiene Dios a prueba.
El hilo de mi luz depende de unos ojos en la helada penumbra….
Mi madre duerme. Yo velo ese descanso del que no tengo antecedentes.
Y por primera vez ignoro si mañana será otro día.
Él, en la prueba que me ha puesto, está más sólo y más desvalido que yo.”

Sube hasta Dios y luego no lo encuentra o lo cree tan débil como él, su fe se tambalea, pero se muestra sublime. Pero, insisto, vuelve a la imperturbable realidad, si así no fuera, caeríamos, a causa de sus versos, por el borde de la razón, en el vacío intelectual y nos perderíamos en el infinito mundo de sus lucubraciones poéticas y quien sabe si podríamos salir de ellas. Pero es un guía bondadoso, paciente y nos conduce por el camino del misticismo con plena seguridad de lo que hace.

“Me quedo solo con mi eternidad.
Me quedo solo con mis cinco minutos.
…Me quedo solo.
Y Dios dentro de mi, es el custodio inexperto de esta soledad. “

Recupera David la fe, no absolutamente, pero empieza ver la luz. Se convierte entonces en mago de magias hermosas, constructor, arquitecto de versos y palabras, de sombras y luces, malabarista de ideas que se transforman en rosas y aromas, en mirtos y azucenas, de luces pirotécnicas que recuerdan aquellas que pintaba Mario Araujo Rajo. David es uno más de los pintores de este país, pinta con su verbo colorido, apasionado a veces, sereno y sosegado en otras, exacto y preciso con su bisturí de métricas que cortan con alta precisión las oscuridades que cubren la luz de las palabras, para mostrárnoslas orgulloso, casi olímpico, desde su memoria lejana, perdida en sus recuerdos, mirando hacia el futuro como hacían mis amados griegos.

“Que dulce es de repente
Sentir que Dios florece a nuestro lado.
De pie junto al vitral
Acomodado en una silla,
Despierto entre los lirios de la noche que vuela.”

Versos perfumados, llenos de esa luz mágica de los vitrales de las catedrales góticas, y con ello, nos sumerge en el espacio místico y sublime de la divinidad hecha luz, hecha perfume, que nos envuelve en su manto de nubes y luces en el sueño en que Dios nos sueña.

jueves, 22 de marzo de 2012

David Poeta.

San Salvador, 7 de enero de 2012.

David poeta.
Primera parte.
A David Escobar Galindo.
Ganador del Premio Mundial de poesía mística.

Los poetas son seres que fundamentalmente conversan, al menos eso se puede suponer del pensamiento de Heidegger, el propone, muy categóricamente, que “ser humano es ser una conversación”,

“Voy a hacerte en silencio la pregunta de siempre:
Dios, ¿te importa que tu luz se me vuelva desvelo?”

Debo confesar, aturdido, que es una definición sorprendente, si la usamos para gentes normales que transitan por las calles, se rasuran día a día y leen el periódico sentados en sus escritorios o en el tibio lecho matinal. Pero francamente, no me sorprende proviniendo del hombre que dio un empuje intelectual magistral al “giro lingüístico”, al denunciar, esa creo que es la palabra correcta, “que el problema de la filosofía no es la verdad sino el lenguaje”, frase oscura casi mística como era el pensador, no me sorprende tampoco que un poeta como David, sea capaz de conversar con Dios y la forma del lenguaje su más alta aspiración. Pero esto siempre fue una verdad para los poetas, el problema no es la verdad, la justicia, el amor, sino, como se enuncia; el lenguaje que se utiliza para la verdad, para el amor, la ternura, el desengaño. Lo saben, lo sabían desde hace siglos desde los magníficos poemas sagrados hindúes, pasando por los sufíes, esos místicos islámicos que vislumbraron en sus danzas y cantos el apacible rostro de Dios, hasta los modernos poetas, como David, que con sus versos escarban el muro de humo de los secretos humanos

“No me asombro de ser:
me asombro de ignorar.” …
“Qué pleno es no importar si Dios existe
porque está aquí de todos modos”

El lenguaje es la clave para hablar, enunciar, vislumbrar, no para comprender, las grandes verdades. Pero… ¿cuáles son las grandes verdades?, creo comprender en las postrimerías de mi vida que son sólo tres: el nacimiento, la muerte, vislumbrar a Dios, verdades irrefutables, rotundas, estelares; verdades unidas por una fuerza invisible que va desde el primer llanto hasta el último estertor, y la fuerza de esas verdades es el Amor y la bondad humanas, el amor de Dios o el difícil, desesperante amor por nuestro prójimo, que cuando se logra nos conduce al Paraíso perdido. Crea ese amor terrenal que diviniza nuestros actos y nos sumerge, con su fuerza avasalladora, en el mundo secreto, místico de la creación literaria, en el mundo metafísico con sus grandes arcanos, sus incógnitas, sus paradojas espirituales, que han sumido en la perplejidad a poetas y santos, a místicos y profetas.

“Titi ha vuelto esta mañana del supermercado
con las manos llenas de legumbres felices”.

Visión terrenal divinizada, digna de Botticelli, unión perfecta entre este y el otro mundo divino que se divisa y se descubre en el centro mismo del amor, del verdadero Amor.

domingo, 11 de marzo de 2012

Sorprendido.

San Salvador, 11 de marzo de 2012.

Sorprendido.

Pienso en ti y escucho músicas desconocidas.

Si tu supieras cómo me sorprendo cada mañana cuando abro mis ojos y veo la luz del día y siento el fresco suave de las brisas mañaneras; me sorprendo de estar de nuevo en la vida, realmente agradecido y ciertamente feliz, por este regalo que son estos años que Dios me ha concedido para muchas, muchas cosas que debo hacer, o que Él quiere que haga: favores que corresponder, hacer el bien a algunos de mis prójimos que había olvidado, amar una vez en la vida como debe ser, total e incondicionalmente, amor de servicio, de protección, amistoso, solidario, ¿me entiendes verdad?, en fin, realizar algunas cosas que debes de hacer bien, muy bien para que tu vida tenga sentido.

Es decir, vivir apasionadamente, disfrutar al máximo este obsequio inmenso que es la vida y sus, nuestras, circunstancias.

Y aunque te parezca extraño, entre las cosas que debo hacer es escuchar alguna música que aún no conozco, debo decirte que he redescubierto, ya lo conocía en realidad, el filón sublime de la música religiosa, aunque como sabes no soy nada religioso, pero debo agradecer a ellas esa inspiración increíble que hizo descender sobre los más grandes músicos de la historia, esas sublimes y celestiales melodías que deben de sonar en esos Paraísos y cielos que han inventado las religiones, creo que es lo que más nos acerca a la divinidad.

Debo también contemplar algunas bellezas que a pesar de mis más de cuarenta años de búsqueda de la belleza perfecta e inalcanzable, en los infinitos campos del arte, aún desconozco y sé que están en algún lugar de este mundo esperando que las contemple, como la Santa Cecilia de Stefano Maderno, que me espera desde hace muchos, años en la Iglesia homónima, del pintoresco barrio Trastevere en Roma y que ha sido un misterio, por qué cada vez que he ido, la iglesia se encuentra cerrada, frustrando esa visión que ya es un capricho.

Debo además confesarte, que mi sentido de la belleza, de la comprensión de cierto de tipo de arte, ha alcanzado después de mi frustrada cita con la muerte – puedo decir que los designios de Dios son claros-, la contemplación de los fenómenos estéticos me lleva a éxtasis sorprendentes, supremamente ligados a la belleza, arrebatadores, y esto en la música, en la poesía, que ignoré por años, en la literatura mi pasión de toda la vida, actividades del espíritu que ahora contemplo desde una perspectiva diferente, clara, abarcadora, como si el Universo, tuviera límites que puedo alcanzar con facilidad, un espejismo quizás, pero que me hace inmensamente feliz y seguro.

Como puedes ver, he cambiado quizás poco, tal vez sólo ha aumentado la intensidad y agudeza de mi percepción, lo único que sigue igual y es prueba de su autenticidad y perfección, es mi amor por ti. Así tenía que ser.

LSR

domingo, 12 de febrero de 2012

Cruzar los puentes.

San Salvador, 12 de febrero de 2012.

Cruzar los puentes.

En la vida vamos cruzando puentes, atravesando valles y escalando empinadas montañas; todos hacemos lo mismo, pero pocos elegimos cuál puente cruzar, qué valle recorrer o qué montaña subir. Al final de este ya largo peregrinar por el Universo, creo haber descubierto que la ciencia de la vida, es saber cuál puente cruzar, saber elegir los valles y las alturas que queremos conquistar, y a través de ello controlar la vida, porque de otra forma la vida nos arrolla y nos sumerge en el dolor, la desesperación, y al final, nos aleja de la felicidad.

Saber cuales son nuestras fortalezas y debilidades, cultivar y potenciar las primeras y reforzar o eliminar las segundas, saber ubicarnos en el Universo que nos ha tocado vivir y ser auténticos, es llevar a la vida real el terrible “ conócete a ti mismo”. Digo terrible porque en ese conocimiento, cuando se hace con absoluta sinceridad, descubrimos nuestros defectos, nuestras carencias y debilidades, observamos perplejos las llagas de nuestra alma y comprendemos, angustiados, que somos humanos, con todas las limitaciones inherentes, pero descubrimos también, que todo o casi todo en nuestra mente y en nuestro cuerpo, es perfectible y esa iluminación es vital para saber que caminos tomar en la vida, a fin de alcanzar la ansiada, difícil y momentánea felicidad.

Buscar ese equilibrio, no es algo personal, sí la voluntad de hacerlo y la realización de esa voluntad a través de un autodisciplina férrea, pero solos es sumamente difícil que lo hagamos. Hay toda una herencia, casi infinita de sabiduría que nos proporciona, claves, fórmulas para lograr nuestro objetivo de acceder a la conciencia real del Universo. Algunos huyen del mundo y se refugian en las religiones, otros buscan en la filosofía las esencias destiladas del pensamiento humano, muchos se regocijan en las ciencias y la tecnología, otros en una mezcla extraña de filosofía, fuerza física, pensamiento rígido y severo, como las disciplinas marciales chinas y japonesas.

Todos los caminos son válidos, siempre he pensado que nada es superfluo en este mundo. Pero saber cual es el nuestro, saber cual es nuestro camino, implica un conocimiento profundo de la sociedad en la que hemos nacido, a veces eso significa renunciar a ella y buscar nuevos horizontes, saber como nuestras especificidades pueden adaptarse o superar incluso esa sociedad y actuar siempre viendo hacia delante, con honestidad, justicia, bondad. Nada fácil. Pero como dice Virgilio, “Amor omnia vincit” , esto puede entenderse de diversas maneras, pero para el caso de estos breves pensamientos sobre la vida, podemos entenderlo como que todo lo que hacemos debemos realizarlo con pasión, enamorarnos de lo que hacemos, amar nuestro oficio, intensificar nuestras virtudes e intentar someter con amor los defectos. En la vida, lo he dicho mil veces, “debemos estar siempre enamorados de algo o de alguien”, si tenemos ambas cosas, ¡hemos cruzado los puentes correctos!

LSR.

sábado, 11 de febrero de 2012

Hablar de ti.

San Salvador, 11 de febrero de 2012.

Hablar de ti.

Quizás no debería escribir tanto sobre ti. Pero debo decirlo todo porque ahora el silencio llena el océano de tu memoria, en donde ni me encuentras, ni haces nada por encontrarme y tu…no dices nada. Y es que no hay nada de que reprocharme, sólo que olvide decirte que te amaba. No es poco por supuesto, pero no sé si merezca este silencio que acalla el canto de los pájaros o el furioso estruendo de la tormenta. Te busco en el silencio oscuro de la noche, quiero recordar el tono de tu voz, el brillo de tu piel, esa piel que formaba dunas suaves en donde, como en un desierto infinito, me perdía días y noches, llegando a encontrar un día el camino del temor reverencial que explica en sus más íntimas expresiones la palabra amor. Pero ya era tarde. Y esa experiencia, te lo confieso ahora, fue aterradora. Saber qué lejos estaba de mi, que ya no eras mía.

Y es que tratando de huir de mi destino, que eres tú, te encontré precisamente en ese camino en el que trataba de evitarte. La vida es así. Del destino querida mía, no se puede huir. Y no es que esté escrito, o que Dios lo quiera, es que nosotros lo escribimos con cada acción que nos encamina a ese encuentro inevitable e ineludible que hace que tú y yo nos encontremos ahora en esta encrucijada, no difícil, ni triste, ni peligrosa, pero sí sorprendente de nuestras vidas. Somos pura magia, de otra manera es inexplicable este Universo plagado de sorpresas, de paradojas que vuelven nuestra existencia una completa perplejidad.

Pero además de magia, este Universo es poesía, no de la que escriben los poetas, sino de la que sin querer o queriendo, pero tan profundamente que no nos damos cuenta que lo hacemos, escribimos los que amamos cada día de nuestra existencia. Una poesía que ilumina, que hace resplandecer los más oscuros días, los más oscuros caminos, porque la vida, al menos eso pienso yo, debería ser poesía, ¿un absurdo?, pero que agradable absurdo, mucho mejor que este absurdo que es esta vida plagada de violencia y engaño, de corrupción y maldad.

Así querida, puedes estar tranquila, gozosa; creo, como te he dicho en ocasiones, que no podría vivir sin ti, no es que me voy a morir, no, y hasta he llegado a pensar que tú no sabrías vivir sin mi, ¿qué significan estas frases tan dramáticas?, significan que vivir la vida no es simplemente gastar las veinticuatro horas de cada día. Eso hacía mi madre antes de morir. Esperar entre sueños y recuerdos el fin. Vivir es saber que cada día nos veremos, que estaremos uno al lado del otro, y que en ocasiones soñaremos, los sueños que a veces se cumplen o hablaremos de cosas que quizás en un futuro que desconocemos serán posibles, vivir es construir aunque sea sueños; vivir es compartir el asombro de las cosas imposibles, de la esperanza de lo bello. Para ello no es necesario que nos movamos de nuestro lugar, ni que estemos en un abrazo infinito; basta con cruzar nuestras miradas que encierran todo lo que se puede decir, mirar en lo profundo del océano negro de tu silencio que ahora llena tu memoria. En ese lugar en el que ahora estoy…silencioso.

LSR

domingo, 5 de febrero de 2012

Reflexiones I

San Salvador, 5 de febrero de 2012.

Reflexiones I

Hoy en día, tenemos más información que nunca, mucho más de la que podemos asimilar, de hecho, no la asimilamos o sólo una mínima parte, aun así no reflexionamos sobre ella, no tenemos tiempo y eso, es la profunda, original causa de la confusión espeluznante que domina el mundo actual, del empobrecimiento intelectual, -creemos que basta leer, para comprender y saber- en donde todo parece ser válido y todo parece ser posible, no importa que principios demolamos ni que reglas violemos. La libertad absoluta que hoy se exige en todas partes y en todos los ámbitos de la vida, da origen a este caos imparable y autodestructivo, cuyas repercusiones estamos sufriendo en nuestro diario vivir y que es imposible imaginar a dónde nos llevará.

El ser humano ya no es un ser natural, es más bien un ser cultural, cierto que la evolución genética continúa, somos más altos, vivimos más, pero cuando leo a los griegos y tantos otros filósofos de los tiempos idos, Kant, Hegel, me pregunto si la evolución intelectual ha continuado, si se ha estancado o simplemente ha retrocedido, en relación a nuestro tiempo y lo que deberíamos de saber sobre nosotros mismos en estos instantes. Realmente es tarea de otros no mía, yo simplemente quiero hacer un alto y reflexionar, en la medida de mis capacidades y estudios, sobre este tiempo absurdo, violento y caótico.

El Universo humano real humano cambió cuando surgió el lenguaje, un perro se alegra de vernos, salta y se nos echa encima, pero es incapaz de decirnos que vino Juan a visitarnos, aprende muchas cosas en su vida, trae el palo que le lanzamos, salta sobre un sillón, en fin las mil y una gracias que suelen hacer, pero careciendo de lenguaje no puede transmitirle nada a sus hijos, muere, y a empezar de nuevo de cero.

El lenguaje hablado y escrito es lo que nos diferencia de los primates superiores, pienso que eso es, a veces dudo. Por él acumulamos conocimiento, sabemos del pasado y del futuro, no sé si los animales también, creo que no, sabemos que vamos a morir y esta idea para nosotros es tenebrosa, insoportable, saber de lo absurdo que es crear cosas, gozarlas, enamorarse y amar y saber que lo perderemos con la muerte es realmente espantoso. Entonces para consolarnos, inventamos historias y creamos otros mundos en donde casi sin sentirlo seguiremos viviendo, en otras circunstancias pero siendo nosotros, inventamos cielos e infiernos y vivimos de acuerdo a esas historias, para poder soportar de manera más o menos tranquila el hecho ineludible de nuestro fin, contamos historias para no sentirnos solos, para regular la vida, para compartir el trágico destino de nuestra desaparición, las religiones hacen eso; así, el lenguaje nos permite transmitir conocimiento, paz, seguridad, pero no nos evita la muerte, ni nos aleja del mal ni nos acerca al bien, a los hechos diarios me remito.

Pero el lenguaje también ha dado lo mejor de la humanidad, el lenguaje preserva y difunde el conocimiento, crea la literatura, la poesía que es el lenguaje sublimado, nos permite comunicarnos y hoy somos ya por él y la comunicación digital, la aldea humana que definía McLuhan. Podría, debería ser este mundo el Paraíso, pero insistimos en colocarlo en otro mundo, un error garrafal que nos hace confiar demasiado en lo que realmente no existe más que como especulación y no concentrarnos en este que es.

LSR

viernes, 3 de febrero de 2012

Los caminos oscuros.

San Salvador, 3 de febrero de 2012.

Los caminos oscuros.

He llegado al otoño de mi vida buscando El Camino, por espacios que ignoraba, tampoco sabía dónde buscar pero siempre presentí que era importante hacerlo, porque sabía, tenía la absoluta certeza, como ha así he comprobado, que los caminos tradicionales y trillados de las religiones y pregonados por sus líderes no me llevarían a Él. Los caminos oscuros de los sueños, como los de la vida, son irreconocibles hasta que algo nos sitúa en el tiempo y el espacio, a mi situó el amor y la muerte. El silencio que rodea mis paisajes oníricos y mi realidad, es abrumador, realmente no platico con los personajes de mis sueños ni con las personas de mi vida, sino que me entiendo con ellos de una forma que no es audible, simplemente me entiendo. Ese Camino, esa forma de entender el mundo y sus circunstancias, me llevó Dios. Ahora sé que no me he equivocado,

En mi juventud buscaba siempre, aunque mi búsqueda favorita siempre ha sido Dios, buscaba otras cosas: el amor, la comprensión imposible del Universo, el entendimiento con los demás, buscaba un país justo, libre, paz y ciertamente un país vigoroso, pujante y enfocado al futuro. Esto último no pudo ser, es una de las tragedias de mi vida y nada pude hacer porque soy un hombre de paz y de ideas. Cuando he podido he depositado mi grano de arena sobre algunas mentes que, en alguna medida, tienen en sus manos el poder de cambiar las cosas, pero ha sido una acción indirecta cuyos resultados ignoro. Mea culpa.

Quizás la oscuridad de mis caminos sea la culpable, no he visto hacia los lados, quizás he sido poco solidario, un pecado muy común en los salvadoreños y mis pensamientos se han orientado únicamente hacia la luz del amor y hacia el destello deslumbrador de Dios y su espíritu indefinible e incomprensible, con el cual, como un insecto, voy y vuelvo a chocar en esa fuente no fungible de luz y de sabiduría. ¿Será que la paz y verdad, la justicia y el amor por los demás, no es de este mundo?, pero entonces ¿Qué hacemos en él?, las religiones son un fracaso y una fuente interminable de violencia, fanatismo y engaño; la historia antigua y presente lo confirman con brutal realidad. ¿Será que por pensar en otras vidas, que son pura especulación, Cielos, Paraísos o como se llamen, nos hemos descuidado de crear paz, justicia, en el único concreto Paraíso que quedaría en este mundo que es lo único certero, que poseemos?

No sé, son mis ideas sobre el fracaso de la humanidad en crear un lugar armonioso para vivir, no contentos con destruirnos a nosotros mismos, estamos destruyendo nuestra Tierra con una furia insana, con una locura devastadora que me hace dudar del “cogito” de Descartes. Me parece que debemos orientar nuestros mejores y más humanos esfuerzos, en el mejor sentido del término, hacia este mundo lleno de dolor, de pobreza, de injusticias, de abusos, de orientar nuestras filosofías y tecnologías a la consecución de una Tierra de paz, justicia y prosperidad de recursos inviolados y segura para preservar la vida por los siglos de los siglos. Que así sea.

LSR

domingo, 29 de enero de 2012

La música de mi vida.

San Salvador, 29 de enero de 2012.

La música de mi vida.

Mi vida se puede contar y seguir paso a paso, con la música que he oído a lo largo de ella. De mi ciudad natal no tengo recuerdos musicales, no sé, creo que ninguna canción de aquella época lejanísima, se grabó en mi mente. Mis primeros recuerdos musicales se pierden en los días de mi inconsciente infancia, seis o siete años en la vieja Santa Tecla que no existe más. Vivíamos cerca del parque, de los portales que se llevó el vendaval del progreso irreflexivo. En ellos, había varios ¿bares? o cafeterías, como eufemísticamente se llamaba a aquellos, aunque para ser sincero, a la par de las pílsener, se vendían ensaladas, horchatas, batidos de leche y frutas, frescos de chan y cebada, que conformaban el reducido mundo de los sabores de hace medio siglo; ahí empecé a comprender la música. Había además de varias tiendas y almacenes, otro día hablaré de ellos, un restaurante a medias, el de la Chela Argueta y el restaurante por excelencia, el Memo´s donde tomé mis primeras cervezas y fui a ahogar, al son de viejas canciones, mis primeras decepciones amorosas. Oí algunas en el viejo billar que grabó en mi mente juvenil el seco sonido de sus bolas al chocar, en donde los motoristas de las camionetas pequeñas jugaban carambola y no sé que otras misteriosas variantes.

Entonces empecé mi vida, oyendo a Bienvenido Granda, Vicentico Valdez, Daniel Santos y por supuesto Pedro Infante, Javier Solís y Jorge Negrete que falleció en 1953 y poco escuché de él y otros más folclóricos como Cuco Sánchez, la Tariácuri, cuyo nombre ignoro hasta el día de hoy o el Piporro ese gracioso filósofo popular. Pero también era época de tríos, Los Panchos, Tecolines, Jaibos, Los Tres caballeros, El cuarteto armónico, Los tres Ases, de los cuales surgiría Marco Antonio Muñiz; Los tres diamantes y los Hermanos Michel de cristalinas guitarras con su Luna de octubre que por alguna extraña razón recuerdo fielmente. Otros tríos fueron surgiendo y sustituyendo los viejos, Los Dandys, Los tres reyes que fueron una verdadera revolución, con un requinto extraordinario; Johnny Albino y su trío San Juan y cientos más. De esos años recuerdo igualmente a orquestas cuasi folclóricas como Los Churumbeles de España, con Juan Legido el Gitano señorón, la Sonora Matancera con cantantes como Celio González, Roberto Ledesma y otros que olvido y la Billo´s Caracas boy, legendaria. Más tarde vinieron Raphael, Montaner, Milanés, Emmanuel, Los brincos, Camilo Sesto, Roberto Carlo, EL Puma y llegó la confusión actual.

Mi gran cambio se dio como a los trece años, me encontré con los clásicos, en la música y la literatura, que ejercieron sobre mi una fascinación infinita, pero también con el rock, con Elvis, Bill Haley, Gene Vincent, Los Beach boys, y luego los Beatles con John Lennon y Paul McCartney, Los Rolling Stones y con sus seguidores salvadoreños, Los Vikings, Fiebre Amarilla, Los Super Twisters en donde era vocalista el malogrado gran arquitecto, amigo mío, Lord Darkie, Ricardo Jiménez Castillo; ya en los ochenta Scorpions y ahora Metallica, Apocalyptica, todos ellos y los clásicos permanecieron y permanecen algunos conmigo en una extraña asociación que tardó años en disolverse.

Al final, los he desechado a casi a todos, me he quedado con los clásicos el gran amor musical de mi vida, la música electrónica, el ballet clásico y la música de películas de Glass, Pärt, Zimmer, Morricone, Desplat y otros genios aún no reconocidos, que creo, en mi no versada opinión, será la que quede de este confuso siglo veinte que acaba de terminar. Nada complicada mi existencia musical, pero que he disfrutado en cada instancia, porque, no me canso de repetirlo: cada época de la vida tiene su encanto.

LSR

sábado, 28 de enero de 2012

El único Universo posible.

San Salvador, 28 de enero de 2012.

El único Universo posible.

Lo que pudo haber sido y lo que ha sido
Tienden a un solo fin, presente siempre.
T.S. Eliot.

Nuestras palabras son magia, siempre lo han sido; borran la realidad y nos sumergen en el claro y muy concreto sueño de nuestras vidas, dislocadas por el trágico destino de nuestras existencias reales. No pudimos, no podemos, y creo que jamás podremos estar juntos. Pero estamos muy cerca, tan cerca que creo que no es necesario más y que es lo que realmente hace que esta relación pueda ser eterna, en ese relativo modo en que tú y yo tomamos la eternidad. En ese extraño sueño tan real y tan cierto, el amor es. Y eso es lo que importa.

Recuerdo los días lejanos en que construíamos nuestros sueños. Fabricamos un Universo entero, la ciudad donde viviríamos, las personas que poblarían ese mundo y las circunstancias de cada uno de ellos; éramos dioses recreando el Génesis, diseñamos con especial cuidado, el cielo que contemplaríamos con estrellas de nombres que sólo nosotros conocemos y constelaciones de geometría caprichosa pero alucinante, alegre y colorida, dinámica y acariciadora; inventamos el silencio que lo dice todo y lo oculta todo, llegamos hasta la última frontera, bordando con estrellas y galaxias hasta el límite de ese Universo personal e infinito, me acuerdo que, en algunas ocasiones, casi caímos en el abismo de la nada por causa de nuestro entusiasmo creativo, pero en un acto de magia inimaginable, retornábamos siempre al vórtice seguro de nuestra creación, al centro de nuestras ideas de donde partían las fantasías que al final se volvieron inalcanzables. Pero era el único Universo posible, eso lo sabemos hoy, fuera ya de aquellos sueños nunca realizados, en esta realidad escondida en la realidad, tratamos, como entonces, de construir un Universo similar, pero no sé si el tiempo nos alcance, si el tiempo me alcance.

Aunque parezca paradójico, este Universo más fantasioso, más imaginado, es más real que el anterior que se diluyó en la conciencia de Dios, porque éste, no abarca el total sistema de nuestras vidas, sino una parte que queda fuera del alcance de nuestra realidad ordinaria, donde nuestras dos realidades se intersecan, formando una especie de almendra, esa “mandorla mistica”, del medioevo, que simbolizaba el reino de Dios, esa parte, pequeña pero sagrada, es nuestro Universo, más reducido, pero con reglas más definidas aunque los límites mismos los desconocemos, porque nosotros los imponemos y no sabemos aún hasta donde habremos de llegar. Me gustaría hablarle a Kafka de este Universo, pero como bien sabes, no es ya posible aunque realmente no lo sé.

En este otoño hermoso de mi vida, la luz ha llegado por fin al centro de mi alma, tú eres el foco desde el cual me llega cegadora, resplandeciente pero acariciadora, y rompe con músicas celestiales, las tinieblas de mis antiguas obsesiones, de mis ansiedades y me sumerge en el océano infinito de la calma y el amor, de los placeres que están más allá de la carne, en ese océano vestibular que nos muestra la oscura y definitiva soledad del Universo de la muerte, que aniquila todas nuestras apetencias. Sin embargo, incansables, seguimos construyendo nuestro mundo. Eres mi verdad.

LSR

sábado, 14 de enero de 2012

!Ay!, querida.

San Salvador, 14 de enero de 2012.

¡Ay!, querida

¡Ay! querida, recorro con mis pies desnudos que sienten el dolor, tu piel ensangrentada, llena de llagas y maloliente; encuentro tus penas, veo tus manos sucias, tu cara manchada de sudores y tierra de donde surge el trabajo esforzado de tu cuerpo descoyuntado. Herida en tus brazos y en tus piernas, veo en la lejanía de tu cabeza y en el pantano de tus pies, las huellas del desorden y de la violencia.

Apenas alcanzo a vislumbrar el cabello ahumado de tus nubes, percibo afligido los golpes en tu vientre, las ausencias de tu torso herrumbroso, con tajos que señalan dolorosas mutilaciones, donde antes albergaste queridos espacios de tu mente cercenada, donde guardaste recuerdos y creabas una idea clara de tu aspecto y de tu identidad perdida; uno a uno fueron desapareciendo pedazos de tu piel asfaltada, de tus barrios añosos, donde, presos de pánico, quisieron ocultarse jirones de nuestra historia, pero fue imposible, porque los terremotos, los voraces comerciantes, los incendios, los políticos y curas sin visión te hirieron y te hieren día a día de muerte, saquean tus recuerdos y borran, insultantes, impávidos e impunes, páginas y páginas de tu desesperada historia.

¡Ay!, ciudad querida, me duele contemplarte en tu agónico abandono, en tu enferma suciedad y el acusado desorden de tus más nobles partes, en el centro mismo de tu corazón en donde en aras del trabajo y la pobreza, te sometieron a una prostitución forzada de tus funciones. Hasta hace medio siglo permaneciste virgen, acompañando el florido despertar de tu cuerpo a la modernidad, sin ser violada ni mancillada. Ahora, querida mía, yaces vencida, como puta callejera, casi aniquilada entre el furor demoníaco del tráfago comercial, especulativo, demencial de un pueblo que parece no amarte.

¡Ay!, vieja, amada ciudad atormentada. Tus viejos parques y sus hermosos árboles, tus aceras por donde caminé alguna vez a lado de mi padre y de mi madre, ¿qué se hicieron ciudad querida?, ¿dónde están aquellos nobles edificios que se perdieron por la desidia, la insensatez, la negligencia apocalíptica que aún domina el pensamiento de los que te dirigen? ¿Dónde los monumentos que hablaban de un pueblo culto y respetuoso de sus héroes e historia? Porque déjame decirte, no naciste ni hace treinta, ni hace veinte años, desde entonces eres una ciudad vencida, sólo eso.

¡Ay! ciudad mía, no era necesario que te mutilaran, ni es necesario que te condenen a ser cada día menos posible. No puede ser que sigamos por este horrible camino. Tus barrios nuevos, periféricos, te contemplan con asombro y miedo, ignorando que eres la madre de todos ellos, que allí, en el centro, reside su razón de ser, ahí descansa el pasado sosteniendo la historia, que sin él, nada hubiera sido posible, nada seríamos y francamente… nada seremos.

Te lloro querida, te lloro y te canto. Yo, ya no puedo ayudarte más que con mi pluma y educando las nuevas generaciones. Te canto para que otros te conozcan y conozcan tu dolor y tu miseria. ¡Dios te salve ciudad mía!, mi capital, mi San Salvador, ciudad de todos, corazón de nuestra tierra acribillada y ensangrentada.

LSR