domingo, 29 de enero de 2012

La música de mi vida.

San Salvador, 29 de enero de 2012.

La música de mi vida.

Mi vida se puede contar y seguir paso a paso, con la música que he oído a lo largo de ella. De mi ciudad natal no tengo recuerdos musicales, no sé, creo que ninguna canción de aquella época lejanísima, se grabó en mi mente. Mis primeros recuerdos musicales se pierden en los días de mi inconsciente infancia, seis o siete años en la vieja Santa Tecla que no existe más. Vivíamos cerca del parque, de los portales que se llevó el vendaval del progreso irreflexivo. En ellos, había varios ¿bares? o cafeterías, como eufemísticamente se llamaba a aquellos, aunque para ser sincero, a la par de las pílsener, se vendían ensaladas, horchatas, batidos de leche y frutas, frescos de chan y cebada, que conformaban el reducido mundo de los sabores de hace medio siglo; ahí empecé a comprender la música. Había además de varias tiendas y almacenes, otro día hablaré de ellos, un restaurante a medias, el de la Chela Argueta y el restaurante por excelencia, el Memo´s donde tomé mis primeras cervezas y fui a ahogar, al son de viejas canciones, mis primeras decepciones amorosas. Oí algunas en el viejo billar que grabó en mi mente juvenil el seco sonido de sus bolas al chocar, en donde los motoristas de las camionetas pequeñas jugaban carambola y no sé que otras misteriosas variantes.

Entonces empecé mi vida, oyendo a Bienvenido Granda, Vicentico Valdez, Daniel Santos y por supuesto Pedro Infante, Javier Solís y Jorge Negrete que falleció en 1953 y poco escuché de él y otros más folclóricos como Cuco Sánchez, la Tariácuri, cuyo nombre ignoro hasta el día de hoy o el Piporro ese gracioso filósofo popular. Pero también era época de tríos, Los Panchos, Tecolines, Jaibos, Los Tres caballeros, El cuarteto armónico, Los tres Ases, de los cuales surgiría Marco Antonio Muñiz; Los tres diamantes y los Hermanos Michel de cristalinas guitarras con su Luna de octubre que por alguna extraña razón recuerdo fielmente. Otros tríos fueron surgiendo y sustituyendo los viejos, Los Dandys, Los tres reyes que fueron una verdadera revolución, con un requinto extraordinario; Johnny Albino y su trío San Juan y cientos más. De esos años recuerdo igualmente a orquestas cuasi folclóricas como Los Churumbeles de España, con Juan Legido el Gitano señorón, la Sonora Matancera con cantantes como Celio González, Roberto Ledesma y otros que olvido y la Billo´s Caracas boy, legendaria. Más tarde vinieron Raphael, Montaner, Milanés, Emmanuel, Los brincos, Camilo Sesto, Roberto Carlo, EL Puma y llegó la confusión actual.

Mi gran cambio se dio como a los trece años, me encontré con los clásicos, en la música y la literatura, que ejercieron sobre mi una fascinación infinita, pero también con el rock, con Elvis, Bill Haley, Gene Vincent, Los Beach boys, y luego los Beatles con John Lennon y Paul McCartney, Los Rolling Stones y con sus seguidores salvadoreños, Los Vikings, Fiebre Amarilla, Los Super Twisters en donde era vocalista el malogrado gran arquitecto, amigo mío, Lord Darkie, Ricardo Jiménez Castillo; ya en los ochenta Scorpions y ahora Metallica, Apocalyptica, todos ellos y los clásicos permanecieron y permanecen algunos conmigo en una extraña asociación que tardó años en disolverse.

Al final, los he desechado a casi a todos, me he quedado con los clásicos el gran amor musical de mi vida, la música electrónica, el ballet clásico y la música de películas de Glass, Pärt, Zimmer, Morricone, Desplat y otros genios aún no reconocidos, que creo, en mi no versada opinión, será la que quede de este confuso siglo veinte que acaba de terminar. Nada complicada mi existencia musical, pero que he disfrutado en cada instancia, porque, no me canso de repetirlo: cada época de la vida tiene su encanto.

LSR

sábado, 28 de enero de 2012

El único Universo posible.

San Salvador, 28 de enero de 2012.

El único Universo posible.

Lo que pudo haber sido y lo que ha sido
Tienden a un solo fin, presente siempre.
T.S. Eliot.

Nuestras palabras son magia, siempre lo han sido; borran la realidad y nos sumergen en el claro y muy concreto sueño de nuestras vidas, dislocadas por el trágico destino de nuestras existencias reales. No pudimos, no podemos, y creo que jamás podremos estar juntos. Pero estamos muy cerca, tan cerca que creo que no es necesario más y que es lo que realmente hace que esta relación pueda ser eterna, en ese relativo modo en que tú y yo tomamos la eternidad. En ese extraño sueño tan real y tan cierto, el amor es. Y eso es lo que importa.

Recuerdo los días lejanos en que construíamos nuestros sueños. Fabricamos un Universo entero, la ciudad donde viviríamos, las personas que poblarían ese mundo y las circunstancias de cada uno de ellos; éramos dioses recreando el Génesis, diseñamos con especial cuidado, el cielo que contemplaríamos con estrellas de nombres que sólo nosotros conocemos y constelaciones de geometría caprichosa pero alucinante, alegre y colorida, dinámica y acariciadora; inventamos el silencio que lo dice todo y lo oculta todo, llegamos hasta la última frontera, bordando con estrellas y galaxias hasta el límite de ese Universo personal e infinito, me acuerdo que, en algunas ocasiones, casi caímos en el abismo de la nada por causa de nuestro entusiasmo creativo, pero en un acto de magia inimaginable, retornábamos siempre al vórtice seguro de nuestra creación, al centro de nuestras ideas de donde partían las fantasías que al final se volvieron inalcanzables. Pero era el único Universo posible, eso lo sabemos hoy, fuera ya de aquellos sueños nunca realizados, en esta realidad escondida en la realidad, tratamos, como entonces, de construir un Universo similar, pero no sé si el tiempo nos alcance, si el tiempo me alcance.

Aunque parezca paradójico, este Universo más fantasioso, más imaginado, es más real que el anterior que se diluyó en la conciencia de Dios, porque éste, no abarca el total sistema de nuestras vidas, sino una parte que queda fuera del alcance de nuestra realidad ordinaria, donde nuestras dos realidades se intersecan, formando una especie de almendra, esa “mandorla mistica”, del medioevo, que simbolizaba el reino de Dios, esa parte, pequeña pero sagrada, es nuestro Universo, más reducido, pero con reglas más definidas aunque los límites mismos los desconocemos, porque nosotros los imponemos y no sabemos aún hasta donde habremos de llegar. Me gustaría hablarle a Kafka de este Universo, pero como bien sabes, no es ya posible aunque realmente no lo sé.

En este otoño hermoso de mi vida, la luz ha llegado por fin al centro de mi alma, tú eres el foco desde el cual me llega cegadora, resplandeciente pero acariciadora, y rompe con músicas celestiales, las tinieblas de mis antiguas obsesiones, de mis ansiedades y me sumerge en el océano infinito de la calma y el amor, de los placeres que están más allá de la carne, en ese océano vestibular que nos muestra la oscura y definitiva soledad del Universo de la muerte, que aniquila todas nuestras apetencias. Sin embargo, incansables, seguimos construyendo nuestro mundo. Eres mi verdad.

LSR

sábado, 14 de enero de 2012

!Ay!, querida.

San Salvador, 14 de enero de 2012.

¡Ay!, querida

¡Ay! querida, recorro con mis pies desnudos que sienten el dolor, tu piel ensangrentada, llena de llagas y maloliente; encuentro tus penas, veo tus manos sucias, tu cara manchada de sudores y tierra de donde surge el trabajo esforzado de tu cuerpo descoyuntado. Herida en tus brazos y en tus piernas, veo en la lejanía de tu cabeza y en el pantano de tus pies, las huellas del desorden y de la violencia.

Apenas alcanzo a vislumbrar el cabello ahumado de tus nubes, percibo afligido los golpes en tu vientre, las ausencias de tu torso herrumbroso, con tajos que señalan dolorosas mutilaciones, donde antes albergaste queridos espacios de tu mente cercenada, donde guardaste recuerdos y creabas una idea clara de tu aspecto y de tu identidad perdida; uno a uno fueron desapareciendo pedazos de tu piel asfaltada, de tus barrios añosos, donde, presos de pánico, quisieron ocultarse jirones de nuestra historia, pero fue imposible, porque los terremotos, los voraces comerciantes, los incendios, los políticos y curas sin visión te hirieron y te hieren día a día de muerte, saquean tus recuerdos y borran, insultantes, impávidos e impunes, páginas y páginas de tu desesperada historia.

¡Ay!, ciudad querida, me duele contemplarte en tu agónico abandono, en tu enferma suciedad y el acusado desorden de tus más nobles partes, en el centro mismo de tu corazón en donde en aras del trabajo y la pobreza, te sometieron a una prostitución forzada de tus funciones. Hasta hace medio siglo permaneciste virgen, acompañando el florido despertar de tu cuerpo a la modernidad, sin ser violada ni mancillada. Ahora, querida mía, yaces vencida, como puta callejera, casi aniquilada entre el furor demoníaco del tráfago comercial, especulativo, demencial de un pueblo que parece no amarte.

¡Ay!, vieja, amada ciudad atormentada. Tus viejos parques y sus hermosos árboles, tus aceras por donde caminé alguna vez a lado de mi padre y de mi madre, ¿qué se hicieron ciudad querida?, ¿dónde están aquellos nobles edificios que se perdieron por la desidia, la insensatez, la negligencia apocalíptica que aún domina el pensamiento de los que te dirigen? ¿Dónde los monumentos que hablaban de un pueblo culto y respetuoso de sus héroes e historia? Porque déjame decirte, no naciste ni hace treinta, ni hace veinte años, desde entonces eres una ciudad vencida, sólo eso.

¡Ay! ciudad mía, no era necesario que te mutilaran, ni es necesario que te condenen a ser cada día menos posible. No puede ser que sigamos por este horrible camino. Tus barrios nuevos, periféricos, te contemplan con asombro y miedo, ignorando que eres la madre de todos ellos, que allí, en el centro, reside su razón de ser, ahí descansa el pasado sosteniendo la historia, que sin él, nada hubiera sido posible, nada seríamos y francamente… nada seremos.

Te lloro querida, te lloro y te canto. Yo, ya no puedo ayudarte más que con mi pluma y educando las nuevas generaciones. Te canto para que otros te conozcan y conozcan tu dolor y tu miseria. ¡Dios te salve ciudad mía!, mi capital, mi San Salvador, ciudad de todos, corazón de nuestra tierra acribillada y ensangrentada.

LSR

Te recordaré el fin de semana.

San Salvador, 14 de enero de 2012.


Te recordaré el fin de semana.

El lunes dura toda la semana. Me levanto a las seis de la mañana y me acuesto el viernes a las diez de la noche. Así es el tiempo a tu lado, veloz, como si debiéramos empezar una nueva vida después de esta y hay que acabar la actual a la mayor brevedad posible ¡Que bueno que así fuera!, pero... ¿Sabes?, me encantaría encontrarte en otra vida, sin todas las oposiciones que hemos tenido esta vez, pero debo confesarte, tu lo sabes muy bien, que no creo en ninguna otra más que en esta, que, mal o bien nos ha tocado vivir; creo que esos imponderables obstáculos, desvíos, contradicciones que hemos encontrado en nuestro largo peregrinar, son los que le dan a nuestra existencia ese tono de aventura que hace su disfrute más profundo, más denso y aunque sea paradójico, más digno, porque esta enraizado en el más perfecto amor, así, no necesitamos otra vida.

Hemos sido felices, hemos encontrado los gérmenes de todas la tragedias, en ese sentido somos clásicos; también nos hemos reído del mundo y sus fantasmas, y así hemos incursionado igualmente en la comedia; en las horas oscuras hemos encontrado que la mágica frase “ridi Pagliaccio”, es tan cierta, porque debemos continuar riendo y haciendo reír; la gente espera que continuemos, aunque esto no tiene ninguna importancia al lado de nuestro destino y reímos ante los demás de alegría aunque, a veces, por dentro, las lágrimas broten y se depositen en el fondo oscuro del pozo de nuestras decepciones.

Pero la vida es así, compartimos idénticos inicios porque como dice la canción: “yo era un niño que la suerte bañó en esa mágica fuente de los sueños que se despiertan en la realidad”, cuando tú naciste querida, lejos en la distancia y en el tiempo, me contemplaste y viste “ que como he sido, soy, y así seré”, eso encierra el enigma de nuestras vidas y su milagrosa continuidad, porque, años más tarde, tu también despertaste en mi sueño y vives otra vida en la realidad y aunque en ella no recorres los caminos de nuestro sueño, en la vida aquella de la mágica fuente, estamos y estaremos para siempre juntos por toda la eternidad, que como sabes es muy corta, sobre todo la mía, pero con la frente muy alta, sí, querida, humildes no somos, porque tenemos algo que sólo pocos logran, tú sabes bien que es.

Pero quiero que entiendas perfectamente, que un día no muy lejano, no estaré más tu lado. Pero mientras dure el sueño, ese sueño de solo un día de la semana que dura ya tantos años, viajaré contigo. Porque “aun me mantengo fiel a la mano y la sonrisa que un día te ofrecí porque creo en la gente sencilla de las montañas” y puedo y quiero agregar: en la de los llanos también y en la “gente que es gente”.

Mientras tanto, en las mañanas de los días que despierto, sentado en mi jardín, recuerdo el luminoso Universo de nuestras vidas soñadas, veo las nubes pasar, las flores de mi vergel luminosas y alegres y en las horas de la tarde cuando la melancolía se apodera de mi espíritu, te recuerdo, te escribo cartas en el cielo y te pienso distante, despierta también, mientras llega nuestro sueño de cinco días, nuestro sueño de la mágica fuente.

LSR

lunes, 9 de enero de 2012

Saltar de un lado a otro del abismo.

San Salvador, 8 de enero de 2012.


Saltar de un lado a otro del abismo.

La vida es así. No porque no la entendamos va a cambiar. Ha sido y seguirá siendo así. Si fuera una línea recta sería de lo más aburrida e ingrata que se pueda imaginar. Por ello mi compleja Odisea me ha herido, pero también ha sido un bálsamo que las ha curado todas, que fueron muchas y dolorosas. Ella soñaba ser mía. Pero yo, nunca soñé ser de ella. Esto era un dilema peligroso, pero sorteaba el enigma saltando de uno a otro abismo, sobre el profundo océano de la indecisión y a veces de la ignorancia.

Luego vino el intermedio no deseado, ¿has visto como cae el granizo?, cae y salta como si tuviera vida, luego se queda quieto, solitario y empieza a disolverse. Qué metáfora. Así caemos algunos del cielo en un instante, saltamos de aquí para allá y luego encontramos el sitio de nuestra disolución. Una disolución que llega lenta, pausadamente y que puede durar un instante o muchos años. Eso es la vida, un granizo frío que puede caer sobre una flor, eras una flor, y adornarla unos segundos de la Creación o destrozarse en mil pedazos al caer sobre una piedra dura, inerte, solitaria, eso eres tú, a veces una rosa otras una piedra fría donde se destrozaron mis más puros sentimientos, pero me rescataste, la vida es así.

Al fin comprendimos, ¿comprendí?, atemorizados, que ese saltar de un lado a otro de nuestros sentimientos, del abismo de la desesperación al de la esperanza, creo que fui el único que se dio cuenta, estaba acabando con nuestras vidas, yo casi pierdo la mía, y decidimos hacer un pacto, no sé si de amor. Sí querida, porque al final habíamos comprendido que nos amábamos. Aunque aún sigues sin aceptarlo totalmente.

Que compleja travesía cumplimos mi amor. Fui un Ulises que luchó una guerra, la perdí, pero a diferencia del héroe homérico no sabía que tendría que regresar a Ítaca, porque tu, Penélope mía,no tejías en el día ni deshacías nada en la noche, es más, no sabías que me esperarías. Mientras tanto, tu recalabas en el puerto del olvido, lejos de la angustia, del desconcierto, que te permitiría permanecer joven para siempre, en un futuro luminoso con tus ojos color de viento como estrellas, como estrellas que podrían, y de hecho pueden brillar más que el sol, y yo vagaba impreciso por los más absurdos caminos de la vida, hasta que, no sin doblegar mi orgullo y cerrando los ojos a la vida, regresé a tu lado.

No fue el mar Egeo, fueron abismos de ingratitud, de incomprensión los que saltaba, aún no sé por que me esperastes tantos años. Ya no salto más en el circo de la vida, tengo tu mano serena entre mis manos, contemplo el cielo, la montaña, contemplo el Universo entero. Dios te bendiga... ¿Nos bendiga? Sólo Él sabe.

LSR

miércoles, 4 de enero de 2012

Ya no hay vuelta atrás.

San Salvador 4 de diciembre de 2012.


Ya no hay vuelta atrás.

Si, últimamente he repasado mi vida contigo. Desde los viejos tiempos cuando ambos éramos aún jóvenes, cuando yo no lo era tanto, pero tú, querida, estabas en esa edad dorada, cuando todo se desea, todo se espera y casi todo se consigue. Un día, hace muchos días, años atrás en realidad, me di cuenta que hay cosas en la vida que no tienen retorno ni fin. Que ese amor mío era tan extenso y tan profundo que posiblemente abarcaba hasta la eternidad, esa eternidad de la que tanto te he hablado y que termina con mi muerte y que ahora empiezo a pensar que podría terminar con la tuya, pero eso carece de toda lógica.

Qué sorpresa saber que hay algo que pueda durar toda la vida, sobre todo en estos tiempos en donde las cosas alcanzan su obsolescencia tan súbitamente. ¿Será querida que existe el amor eterno?, esa supuesta utopía cantada durante siglos por los poetas, que generalmente morían jóvenes y por tanto su eternidad era de una reducida extensión. Pero hoy en este tráfago inmenso de la posmodernidad, en este siglo XXI de prodigios y de trágicas contradicciones, hablar de amor eterno parece una ingenuidad. Sin embargo estoy empezando a creer que la sabiduría de los años es realmente cierta y que de pronto te muestra un Universo más real, más cierto, mejor estructurado, en nuestro interior, claro, que aunque afuera sea el caos y la desesperación, en ese de que te hablo transcurre una vida calma, serena, llena de perspectivas, diría que infinitas, que te permiten llegar realmente a ese Paraíso, que entonces empiezas a pensar que puede quedar sobre este mundo y que no hay necesidad de morir para llegar a él.

Abres los ojos y empiezas a ver la vida pasada como un jardín olvidado, en donde las rosas se marchitan porque has dejado de regarlas, los sentimientos se agostan porque has dejado de sentir, entiendes entonces que la vida es rica o pobre en emociones y complejidad según la confianza que tienes en ti mismo, porque solo así es absolutamente disfrutable, pero no debes dejar tu alma morir, porque entonces con la muerte sólo alcanzas la muerte y nada más, en la vejez sólo percibes agotado tu frustración y contemplas con perplejidad la increíble brevedad de la vida.

A tu lado he espantado los fantasmas de esta fragilidad existencial, me parecen siglos nuestro tiempo transcurrido juntos, como si hubiese vivido muchas vidas contigo y creo que así ha sido, vidas de éxtasis, vidas de incomprensión, de fugas a lugares lejanos de nuestras almas, guerras furtivas en las que nuestros orgullos lucharon hasta que agotados, encontramos que esta absurda pasión solo separa, lacera el corazón y la vida de forma insensata; pero también, querida, hemos vivido vidas felices, plenas, extraordinarias.

Dejado entonces el orgullo de lado, nos damos cuenta de la brillantez del mundo, de las infinitas melodías que nos rodean y del amor y la bondad; solo ellos, mi amor, nos conducen al camino de la salvación, de la salvación de nuestro mundo particular, de nuestra felicidad, de nuestra eternidad, entonces sabes que no hay vuelta atrás, que no necesitas dar vuelta atrás.

LSR