sábado, 20 de diciembre de 2014

San Salvador, 20 de diciembre de 2014.

Queridos amigos.

2014 no ha sido mi mejor año, tampoco el más malo, Dios ha estado conmigo. Diría que me he purificado, sin encontrar la pureza, definitivamente soy humano y por tanto imperfecto.

Pero he estado atento, en espíritu, en conocimiento de todo tipo, me he educado interiormente como ningún año en la vida. He descubierto grandes verdades y enormes mentiras. Esto ha producido en mi un hastío, un enojo, un enfado casi galáctico; el actual gran espectáculo que es este mundo lo veo como algo verdaderamente detestable, no sé que va a pasar, una ceguera irritante y voluntaria, criminalmente voluntaria, quiere dejar de ver la maldad que se esparce sobre la tierra como peste irrefrenable.

Todo es permitido, todo es válido, una vulgarización y banalización de las costumbres más absurdas y ofensivas, está convirtiendo la sociedad en un aquelarre de brujos que todo lo perturban, muestran el lado oscuro del alma, de la más descarnada y grosera manera. Es que ya no se respeta nada. Todo perece bajo el sucio martillo de la vulgaridad y del irrespeto.

El crimen no es más que una estadística, si ayer fueron veinte asesinatos y hoy diecinueve, todo está mejorando, y nadie se preocupa ya por ello !absurdo! Las guerras y la intolerancia, sobre todo intelectual y religiosa, campean en el mundo de forma aflictiva. La corrupción galopante en todos los ámbitos, pero especialmente en la política, parece sumergirnos en la barbarie del más fuerte, del más abusivo, del más cínico, del más sinvergüenza.

Se presentan las aberraciones más abyectas como normalidades que deben ser aceptadas, bajo la amenaza de ser descriminador, como si oponerse al mal ya no fuera válido. Se publica cualquier vulgaridad, cualquier insulto con disfraz de gracia, de algo desafiante y de mucho valor, cuando en realidad sólo son muestras de la más baja vulgaridad, falta de respeto y grosería ofensiva.

Realmente el mundo está desbocado y corre hacia un despeñadero de no sé que profundidad, que amenaza echar por la borda siglos de civilización para volver al caos, a las estepas africanas primigenias, cuando recién adquiríamos la consciencia de humanos, tiempos aún salvajes.

Queridos amigos, sería muy fácil desearles una Feliz Navidad. Pero no sería honesto conmigo mismo si no gritara estas verdades que me abaten y me preocupan seriamente. Creo que todos podemos hacer algo en contra de lo anterior. No sólo vivir, sino de ejemplificar con nuestras vidas lo que quisiéramos para nuestros hijos y descendencia. Si una gota de sensatez aportamos a nuestro mundo, produciremos una lluvia que puede vivificar nuestras esperanzas de un mundo mejor. Miles de gotas hacen una lluvia y millones un océano. Yo les invito a que llenemos ese océano. Lo llenemos de bondad y amor, honradez y responsabilidad. Las multitudes empiezan con una persona, seamos todos esa primera persona y creemos una infinita multitud para salvar este mundo del caos y la maldad. Y ahora sí...!Feliz Navidad! Bendiciones y un maravilloso 2015. Es mi deseo sincero profundo para aquellos de quienes disfruto el maravilloso regalo de su amistad.