domingo, 11 de marzo de 2012

Sorprendido.

San Salvador, 11 de marzo de 2012.

Sorprendido.

Pienso en ti y escucho músicas desconocidas.

Si tu supieras cómo me sorprendo cada mañana cuando abro mis ojos y veo la luz del día y siento el fresco suave de las brisas mañaneras; me sorprendo de estar de nuevo en la vida, realmente agradecido y ciertamente feliz, por este regalo que son estos años que Dios me ha concedido para muchas, muchas cosas que debo hacer, o que Él quiere que haga: favores que corresponder, hacer el bien a algunos de mis prójimos que había olvidado, amar una vez en la vida como debe ser, total e incondicionalmente, amor de servicio, de protección, amistoso, solidario, ¿me entiendes verdad?, en fin, realizar algunas cosas que debes de hacer bien, muy bien para que tu vida tenga sentido.

Es decir, vivir apasionadamente, disfrutar al máximo este obsequio inmenso que es la vida y sus, nuestras, circunstancias.

Y aunque te parezca extraño, entre las cosas que debo hacer es escuchar alguna música que aún no conozco, debo decirte que he redescubierto, ya lo conocía en realidad, el filón sublime de la música religiosa, aunque como sabes no soy nada religioso, pero debo agradecer a ellas esa inspiración increíble que hizo descender sobre los más grandes músicos de la historia, esas sublimes y celestiales melodías que deben de sonar en esos Paraísos y cielos que han inventado las religiones, creo que es lo que más nos acerca a la divinidad.

Debo también contemplar algunas bellezas que a pesar de mis más de cuarenta años de búsqueda de la belleza perfecta e inalcanzable, en los infinitos campos del arte, aún desconozco y sé que están en algún lugar de este mundo esperando que las contemple, como la Santa Cecilia de Stefano Maderno, que me espera desde hace muchos, años en la Iglesia homónima, del pintoresco barrio Trastevere en Roma y que ha sido un misterio, por qué cada vez que he ido, la iglesia se encuentra cerrada, frustrando esa visión que ya es un capricho.

Debo además confesarte, que mi sentido de la belleza, de la comprensión de cierto de tipo de arte, ha alcanzado después de mi frustrada cita con la muerte – puedo decir que los designios de Dios son claros-, la contemplación de los fenómenos estéticos me lleva a éxtasis sorprendentes, supremamente ligados a la belleza, arrebatadores, y esto en la música, en la poesía, que ignoré por años, en la literatura mi pasión de toda la vida, actividades del espíritu que ahora contemplo desde una perspectiva diferente, clara, abarcadora, como si el Universo, tuviera límites que puedo alcanzar con facilidad, un espejismo quizás, pero que me hace inmensamente feliz y seguro.

Como puedes ver, he cambiado quizás poco, tal vez sólo ha aumentado la intensidad y agudeza de mi percepción, lo único que sigue igual y es prueba de su autenticidad y perfección, es mi amor por ti. Así tenía que ser.

LSR

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