domingo, 12 de febrero de 2012

Cruzar los puentes.

San Salvador, 12 de febrero de 2012.

Cruzar los puentes.

En la vida vamos cruzando puentes, atravesando valles y escalando empinadas montañas; todos hacemos lo mismo, pero pocos elegimos cuál puente cruzar, qué valle recorrer o qué montaña subir. Al final de este ya largo peregrinar por el Universo, creo haber descubierto que la ciencia de la vida, es saber cuál puente cruzar, saber elegir los valles y las alturas que queremos conquistar, y a través de ello controlar la vida, porque de otra forma la vida nos arrolla y nos sumerge en el dolor, la desesperación, y al final, nos aleja de la felicidad.

Saber cuales son nuestras fortalezas y debilidades, cultivar y potenciar las primeras y reforzar o eliminar las segundas, saber ubicarnos en el Universo que nos ha tocado vivir y ser auténticos, es llevar a la vida real el terrible “ conócete a ti mismo”. Digo terrible porque en ese conocimiento, cuando se hace con absoluta sinceridad, descubrimos nuestros defectos, nuestras carencias y debilidades, observamos perplejos las llagas de nuestra alma y comprendemos, angustiados, que somos humanos, con todas las limitaciones inherentes, pero descubrimos también, que todo o casi todo en nuestra mente y en nuestro cuerpo, es perfectible y esa iluminación es vital para saber que caminos tomar en la vida, a fin de alcanzar la ansiada, difícil y momentánea felicidad.

Buscar ese equilibrio, no es algo personal, sí la voluntad de hacerlo y la realización de esa voluntad a través de un autodisciplina férrea, pero solos es sumamente difícil que lo hagamos. Hay toda una herencia, casi infinita de sabiduría que nos proporciona, claves, fórmulas para lograr nuestro objetivo de acceder a la conciencia real del Universo. Algunos huyen del mundo y se refugian en las religiones, otros buscan en la filosofía las esencias destiladas del pensamiento humano, muchos se regocijan en las ciencias y la tecnología, otros en una mezcla extraña de filosofía, fuerza física, pensamiento rígido y severo, como las disciplinas marciales chinas y japonesas.

Todos los caminos son válidos, siempre he pensado que nada es superfluo en este mundo. Pero saber cual es el nuestro, saber cual es nuestro camino, implica un conocimiento profundo de la sociedad en la que hemos nacido, a veces eso significa renunciar a ella y buscar nuevos horizontes, saber como nuestras especificidades pueden adaptarse o superar incluso esa sociedad y actuar siempre viendo hacia delante, con honestidad, justicia, bondad. Nada fácil. Pero como dice Virgilio, “Amor omnia vincit” , esto puede entenderse de diversas maneras, pero para el caso de estos breves pensamientos sobre la vida, podemos entenderlo como que todo lo que hacemos debemos realizarlo con pasión, enamorarnos de lo que hacemos, amar nuestro oficio, intensificar nuestras virtudes e intentar someter con amor los defectos. En la vida, lo he dicho mil veces, “debemos estar siempre enamorados de algo o de alguien”, si tenemos ambas cosas, ¡hemos cruzado los puentes correctos!

LSR.

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