viernes, 3 de febrero de 2012

Los caminos oscuros.

San Salvador, 3 de febrero de 2012.

Los caminos oscuros.

He llegado al otoño de mi vida buscando El Camino, por espacios que ignoraba, tampoco sabía dónde buscar pero siempre presentí que era importante hacerlo, porque sabía, tenía la absoluta certeza, como ha así he comprobado, que los caminos tradicionales y trillados de las religiones y pregonados por sus líderes no me llevarían a Él. Los caminos oscuros de los sueños, como los de la vida, son irreconocibles hasta que algo nos sitúa en el tiempo y el espacio, a mi situó el amor y la muerte. El silencio que rodea mis paisajes oníricos y mi realidad, es abrumador, realmente no platico con los personajes de mis sueños ni con las personas de mi vida, sino que me entiendo con ellos de una forma que no es audible, simplemente me entiendo. Ese Camino, esa forma de entender el mundo y sus circunstancias, me llevó Dios. Ahora sé que no me he equivocado,

En mi juventud buscaba siempre, aunque mi búsqueda favorita siempre ha sido Dios, buscaba otras cosas: el amor, la comprensión imposible del Universo, el entendimiento con los demás, buscaba un país justo, libre, paz y ciertamente un país vigoroso, pujante y enfocado al futuro. Esto último no pudo ser, es una de las tragedias de mi vida y nada pude hacer porque soy un hombre de paz y de ideas. Cuando he podido he depositado mi grano de arena sobre algunas mentes que, en alguna medida, tienen en sus manos el poder de cambiar las cosas, pero ha sido una acción indirecta cuyos resultados ignoro. Mea culpa.

Quizás la oscuridad de mis caminos sea la culpable, no he visto hacia los lados, quizás he sido poco solidario, un pecado muy común en los salvadoreños y mis pensamientos se han orientado únicamente hacia la luz del amor y hacia el destello deslumbrador de Dios y su espíritu indefinible e incomprensible, con el cual, como un insecto, voy y vuelvo a chocar en esa fuente no fungible de luz y de sabiduría. ¿Será que la paz y verdad, la justicia y el amor por los demás, no es de este mundo?, pero entonces ¿Qué hacemos en él?, las religiones son un fracaso y una fuente interminable de violencia, fanatismo y engaño; la historia antigua y presente lo confirman con brutal realidad. ¿Será que por pensar en otras vidas, que son pura especulación, Cielos, Paraísos o como se llamen, nos hemos descuidado de crear paz, justicia, en el único concreto Paraíso que quedaría en este mundo que es lo único certero, que poseemos?

No sé, son mis ideas sobre el fracaso de la humanidad en crear un lugar armonioso para vivir, no contentos con destruirnos a nosotros mismos, estamos destruyendo nuestra Tierra con una furia insana, con una locura devastadora que me hace dudar del “cogito” de Descartes. Me parece que debemos orientar nuestros mejores y más humanos esfuerzos, en el mejor sentido del término, hacia este mundo lleno de dolor, de pobreza, de injusticias, de abusos, de orientar nuestras filosofías y tecnologías a la consecución de una Tierra de paz, justicia y prosperidad de recursos inviolados y segura para preservar la vida por los siglos de los siglos. Que así sea.

LSR

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