martes, 29 de enero de 2013

San Salvador, 27 de diciembre de 2012.

El enigma de la vida.

A veces llueve dentro del corazón, a veces, afuera, siempre es figurada, y no siempre es lluvia de tristezas o angustias. Lluvia es lluvia y sus connotaciones y efectos sobre cada persona, son diferentes, a mi en lo personal me encanta la lluvia, me encanta su música, su murmullo acariciador, los contrastes que su ambiente, en ocasiones, dibuja sobre el paisaje, las plantas, en las nubes, en mi mente, en el Universo entero.

Esta noche luminosa y serena, llueve mi vida frente a mis ojos. Y en ese caudal casi infinito, de los segundos, minutos, días, semanas, meses y años de mi ya larga existencia, intento descubrir, descifrar el gran enigma de toda vida: ¿He seguido el plan de Dios?, ¿de mis mayores?, ¿o el oculto plan de otras fuerzas del Universo que no son tan claras, tan evidentes?, pero que en ciertos de momentos de mi vida han sido extraordinariamente poderosas, convincentes aunque no coincidentes con la existencia normal, al menos tal y como la conocemos. Seres que han aparecido providencialmente a mi lado en mi niñez, en mi juventud y en mi vejez. La lluvia de mi vida no tiene sólo color de agua, ni sólo brillos de gotas y relámpagos. Algunas circunstancias no parecen provenir de la lógica del Universo, sino de otro espacio cuya estructura y dimensiones desconozco, aunque he tenido experiencias que prueban, al menos para mi, su real existencia.

La clave de su realidad está escrita en la inmensidad del Cosmos. Esa inmensidad que no podemos comprender a cabalidad, tal es su extensión y complejidad, en ocasiones sólo es especulación matemática, surgida de mentes privilegiadas a quienes a ha sido dado el poder, o quizás el privilegio, de descifrar lo más elemental de la Creación, eso, lo más elemental, porque la realidad está sólo en la mente de Dios, sea quien sea. Eso es una mortificación infinita porque entonces somos sólo una idea divina, es decir, nada. Y extrapolando una parábola islámica, si somos una idea cuando Dios de pensar en ella, desapareceremos. Pero quizás , y digo quizás, no es así, enviados de él, profetas y elegidos, ungidos y mensajeros como los ángeles, que existen pero que no tienen alas y se visten como malquiera, parecen confirmar mi sospecha que tiene un Plan no sólo para este Universo, sino para todos los otros, y en ese plan no se incluye el castigo, sino la aniquilación de la posibilidad de desarrollo para legar a otros estadios de comprensión.

Se me ha dicho que algo de esa estructura trascendente podemos observar en detalles minúsculos de las nervaduras del ala de una mariposa o en la geometría alucinante de algunos componentes del reino vegetal, en el patrón cambiante de las sombras nocturnas, pero también en la compleja melodía de las aves de un bosque. Ahí está el principio, algunos lo comprendieron en la antigüedad, esos extraños locos divinos conocidos como místicos. Pero hemos olvidado atender las señas de la naturaleza, las estrellas y los astros, hemos olvidado esa magnífica locura. Yo estoy enloqueciendo. Gracias a Dios.

LSR

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