viernes, 2 de septiembre de 2011

Tus quizás...tus talvez.

2 de septiembre de 2011.
Tus quizás...tus talvez.

Escribo simplemente sobre tí o sobre mí, puede parecer aburrido pero aunque suene absurdo, a veces, una sola vida da para escribir varias; creo que podría escribir algunas a partir de la mía; disfrazado de héroe trágico, a veces, a veces de bufón, en donde la tragedia empieza sigilosa cuando terminan mis risas, esas risas forzadas que esconden el dolor y mi incapacidad de no haber podido hacerte feliz, que es la más grande tragedia que pude escenificar en esta vida aunque...quizás…talvez… Todo lo que cuento tiene un dejo de verdad, en lo más profundo de mi mente se debate la realidad en un tenso combate con la fantasía, con los adornos que en ocasiones queremos colgar de nuestra vida, pero tu amor supera todas las falacias, todos los atajos, todos los olvidos, de él podrían surgir innumerables vidas mías.

Ya te dije en una ocasión que esperar es parte de la felicidad, en ocasiones eso tiene tono de ingenuidad, otras de estupidez, pero algunas veces y este es mi caso, tiene el encanto de la poesía, una dimensión poética que me redime, sí, una concepción idílica de la vida que me lleva a vivirla de forma gozosa, aun envuelto en las brumas de la inseguridad, de la distancia que pone el amor no resuelto, pero que está al borde de la verdad y que mantiene la felicidad en el borde de la esperanza. Porque con futuro o sin él, necesito soñar.

Nunca he comprendido a cabalidad qué ocultas detrás de tu cara sonriente, de tus silencios que gritan ideas que desconciertan, de tus promesas que sugieren el Paraíso y que me alejan del Infierno, no creo en ninguno de los dos pero quiero que me entiendas. A veces te percibo como guardián angélico que con la espada ardiente de tus enigmas, no me rechazas, pero guardas incorruptible el Edén en donde quizás encontraríamos el árbol de la ciencia del Bien y del Mal. Déjame decirte que el Mal está años luz de mi vida, tú me has hecho comprender, paradójicamente, que lo que nos hace a los hombres superiores es la bondad aunque no sé si crees en ella…creo que sí, pero de forma oscura, porque no permites que te haga cómplice de mis deseos, que tú sabes son más puros e inocentes que los del inicio de nuestra ya casi eterna, interminable, inextinguible relación. Y sin embargo…

Tú sabes casi al instante o quizás antes de él, lo que deseo y tus respuestas son tan rápidas como el tiempo entre el trueno y el relámpago; debo decir que aunque a veces mientes, estás poco dotada para ello. Pero tus respuestas no aclaran el firmamento, ni crean un arco iris de esperanza. Sin embargo la poesía de mi vida contiene estrofas largas y cortas como los sonetos; las combinaciones métricas son a veces difíciles de encontrar, pero en ellas, en su interminable longitud e intensidad, en su desmesurada complicación, se encierra el Amor que te profeso. Y así, entre tus enigmas y los míos, tus provocaciones, tus fintas dentro de otras fintas, consumo, bebo de tu boca el destilado sufrimiento de tu espera, de tu regreso, que aguardo, día tras día, semana tras semana, mes tras mes, colgado de tus quizás… de tus talvez…

LSR

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