lunes, 7 de noviembre de 2011

El único misterio.

San Salvador 7 de noviembre de 2011.

El único misterio.

Creo que he entendido todo sobre nuestras vidas. Todo sucedió y quizás en ello estriba su insondable belleza, por la fuerza de las cosas, por las fuerzas que rigen el destino de los amantes que jamás llegan a recalar en ningún puerto, sino que solamente viajan. Porque al final llegué, ¿llegamos? a comprender que era ineluctable que viajáramos juntos, aunque sabiendo con dolor que nunca llegaríamos al puerto que soñamos. Ese puerto colorido de palmeras y sol, ríos cristalinos, un puerto parecido al Edén del Sagrado Profeta, en donde tú y yo encontraríamos nuestra vida y la de nuestros hijos, el puerto de los sueños realizados, de los anhelos cumplidos, pero...no pudo ser.

Quizás eso explique el único misterio que nunca supe resolver en mi vida, y sabes que siempre pienso, reflexiono, analizo, para intentar comprender cada fenómeno de mi vida, cada circunstancia y lo he logrado a veces con resultados desalentadores, porque al visualizar la sinuosa singladura del navegar por mi vida, veo los múltiples caminos que no recorrí, muchos de ellos en tu compañía, sobre las ramificaciones infinitas de las ramas de nuestros destinos, escritos en las hojas del árbol del tiempo inmensurable.

Si querida, es el único misterio de mi vida que jamás he podido explicarme. Imagino, intuyo las respuestas, o quizás la única respuesta: dejé mis apegos a la vera de nuestro camino. Que se la debo quizás a Buda o quizás algún profeta de esos que se olvidaron en el desierto de la vida sin límites, donde se nos olvida a todos los que transitamos por este mundo inmenso, violento y tierno, áspero y suave, como somos las criaturas que deambulamos por sus caminos.

Podría decirte que te amo porque siempre te he amado, pero no es cierto, tú lo sabes. Es más, no debería amarte, me lo prohíben leyes que yo he inventado, leyes que maneja mi corazón, otras mi mente y por ello en ocasiones son contradictorias. Según esas leyes, una de esas leyes, no debería estar contigo. Pero estoy y no solamente estoy sino que ello me hace profundamente feliz.

Si querida, la vida es una paradoja continua, que es lo que le da sensación de aventura y como te he dicho en ocasiones, si la vida no es una aventura, no vale la pena vivirla. Una aventura intelectual, física, de amor, una extrema aventura que pone tu vida en el límite. Si la vida es así, vale la pena vivirla. La nuestra es un aventura que ya dura años, nos da aire, vida, misterio, tan necesario para la aventura y sobre todo, amor. Aun así, no logro explicarme ese único misterio que nunca he resuelto, por qué a pesar de todo lo que nos sucedió, ¿por qué nunca me olvidé de ti?.

No lo sé mi amor, pero a estas alturas de la vida debo confesarte que ya no me interesa saber por que nunca me olvidé de ti. Estás a mi lado. Eso es lo que realmente importa.

LSR.

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