domingo, 4 de diciembre de 2011

Quizás la tarde.

San Salvador, 4 de diciembre de 2011.

Quizás la tarde.

Para ti. Tal vez sea esto un poema.

Quizás la tarde que se acerca a la noche, la fría soledad, el viento íntimo que se esparce reptante por el jardín, me hace presentirte con una lucidez que explota en el centro mismo de mis recuerdos. El suave brillo del cielo que se prepara a disolverse en la oscuridad, acuna mis sentimientos y una aterciopelada calma se apodera de mi.

Cuando el sol naufraga en el borde de la tierra, los recuerdos suben serpenteantes desde el fondo de la conciencia, bajan de las ramas de los árboles, se esparcen con el perfume de las flores, estremecen mis sentidos y en la suave compañía de tus recuerdos, soy feliz.

Porque siempre el verde de los bosques, los caminos bordeados de árboles, el jardín íntimo del reducido universo de nuestra vida, ha sido el espacio en donde siempre he gozado de los más densos placeres de mi existencia, de nuestra existencia.

Y que decir de las tardes sombrías, de las noches que fueron creando anhelos, fantasías que poblaron sigilosamente, casi sin nosotros notarlo, el mundo de nuestro futuro con escenas que, en esas felices noches, parecieron reales, pero que jamás llegaron a concretarse, aunque debo confesarte que lejos de aquel universo pleno de utopías, surgió otro paralelo, hermoso, singular y paradójico, en donde la realidad no da cabida a los sueños y sin embargo, a pesar de todo, sin futuro predecible, sin tiempo para grandes proyectos –mi actual vida es un milagro- te sigo amando.

Y debo ser feliz, porque siento que el tiempo vuela, los días se convierten en horas y los meses en semanas, los años, ¡ay los años querida!, simples soplos que apenas nos dejan vislumbrar el brillo de una vida, que como el agua, se desliza entre nuestras manos, con prisa de pánico y de la cual extraemos con fruición el gozo continuo de nuestro pequeño mundo.

Eso significa desde la perspectiva poética de mi conciencia, como dije anteriormente, que soy feliz y es porque te amo. Porque en la larga travesía de mis sentimientos he descubierto, que el tiempo se alarga en el desamor, en el sufrimiento, en la ansiedad de tus ausencias y de tus enojos, en la triste soledad de tu lejanía.

Pero hoy estamos juntos, uno al lado del otro, en este mundo donde se comparten, casi con euforia, las tristezas, las alegrías, los desencantos, esas minucias de la vida que son el gran espacio por donde transitamos, y que es interrumpido sólo por instantes especiales que creo, en la vida, se pueden contar con los dedos de una mano: vislumbrar el rostro luminoso de Dios, muy difícil en verdad, el nacimiento, la muerte, el encuentro del amor que se resume para mi, en el milagro de haberte encontrado.

LSR

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