sábado, 14 de enero de 2012

Te recordaré el fin de semana.

San Salvador, 14 de enero de 2012.


Te recordaré el fin de semana.

El lunes dura toda la semana. Me levanto a las seis de la mañana y me acuesto el viernes a las diez de la noche. Así es el tiempo a tu lado, veloz, como si debiéramos empezar una nueva vida después de esta y hay que acabar la actual a la mayor brevedad posible ¡Que bueno que así fuera!, pero... ¿Sabes?, me encantaría encontrarte en otra vida, sin todas las oposiciones que hemos tenido esta vez, pero debo confesarte, tu lo sabes muy bien, que no creo en ninguna otra más que en esta, que, mal o bien nos ha tocado vivir; creo que esos imponderables obstáculos, desvíos, contradicciones que hemos encontrado en nuestro largo peregrinar, son los que le dan a nuestra existencia ese tono de aventura que hace su disfrute más profundo, más denso y aunque sea paradójico, más digno, porque esta enraizado en el más perfecto amor, así, no necesitamos otra vida.

Hemos sido felices, hemos encontrado los gérmenes de todas la tragedias, en ese sentido somos clásicos; también nos hemos reído del mundo y sus fantasmas, y así hemos incursionado igualmente en la comedia; en las horas oscuras hemos encontrado que la mágica frase “ridi Pagliaccio”, es tan cierta, porque debemos continuar riendo y haciendo reír; la gente espera que continuemos, aunque esto no tiene ninguna importancia al lado de nuestro destino y reímos ante los demás de alegría aunque, a veces, por dentro, las lágrimas broten y se depositen en el fondo oscuro del pozo de nuestras decepciones.

Pero la vida es así, compartimos idénticos inicios porque como dice la canción: “yo era un niño que la suerte bañó en esa mágica fuente de los sueños que se despiertan en la realidad”, cuando tú naciste querida, lejos en la distancia y en el tiempo, me contemplaste y viste “ que como he sido, soy, y así seré”, eso encierra el enigma de nuestras vidas y su milagrosa continuidad, porque, años más tarde, tu también despertaste en mi sueño y vives otra vida en la realidad y aunque en ella no recorres los caminos de nuestro sueño, en la vida aquella de la mágica fuente, estamos y estaremos para siempre juntos por toda la eternidad, que como sabes es muy corta, sobre todo la mía, pero con la frente muy alta, sí, querida, humildes no somos, porque tenemos algo que sólo pocos logran, tú sabes bien que es.

Pero quiero que entiendas perfectamente, que un día no muy lejano, no estaré más tu lado. Pero mientras dure el sueño, ese sueño de solo un día de la semana que dura ya tantos años, viajaré contigo. Porque “aun me mantengo fiel a la mano y la sonrisa que un día te ofrecí porque creo en la gente sencilla de las montañas” y puedo y quiero agregar: en la de los llanos también y en la “gente que es gente”.

Mientras tanto, en las mañanas de los días que despierto, sentado en mi jardín, recuerdo el luminoso Universo de nuestras vidas soñadas, veo las nubes pasar, las flores de mi vergel luminosas y alegres y en las horas de la tarde cuando la melancolía se apodera de mi espíritu, te recuerdo, te escribo cartas en el cielo y te pienso distante, despierta también, mientras llega nuestro sueño de cinco días, nuestro sueño de la mágica fuente.

LSR

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