viernes, 26 de agosto de 2011

El presente imaginado

San Salvador, 25 de agosto de 2011.

El presente imaginado.

Es difícil imaginar qué hubiera sucedido. Pero la magia de lo desconocido es poderosa, despierta mi intelecto y curiosidad, aviva mi imaginación. Bien se dice que las más hermosas historias de amor son aquellas que no pudieron ser vividas. Esta es nuestra historia que no fue. Te contaré lo que pudo haber sido y no es, pero aún así, debo confesarte que es hermoso lo que pudo haber sucedido y es, pero en otro Universo.

Porque te debo explicaciones, es parte de mi compromiso con la vida, con tu vida, aunque ahora la tengas ya resuelta, la tengamos resuelta, a veces me sonrío cuando digo eso, porque… sin el amor de la vida, no hay vida resuelta. Forma parte de mis deudas informales contigo, pero debo dejar claro que no pudo ser por que no quisimos que fuera y así debía ser, quizás…pero si no, la otra historia no hubiera existido y una hermosa fábula se hubiera perdido en el olvido, aunque con esos nuestros “no”, nos haya arrinconado el destino en nuestro destino.

No sé exactamente que puedo contarte de esa otra vida que pudo haber sido y no fue, pero que es en otro Universo. Pero puedo asegurarte, que me causa dolor y frustración, también alegría, una inmensa alegría, idealizada quizás, mas cierta, a veces hasta demasiado real y como te dije en una ocasión, qué bueno que en algún Universo, somos, tú y yo, aunque no lo veamos, ni obtengamos nada de ello, vivimos en una de las ramificaciones de nuestros destinos, en esa en que tú y yo nos dijimos “sí”, parece fácil decirlo ¿no?, pero no es así.

Ahí hicimos todos los viajes que soñamos juntos, aunque algunos hemos realizado de este lado del Paraíso, pero en aquel sí que vivimos en la casa de nuestros anhelos, pintada toda de blanco, el piso blanco de forma que sólo los muebles rojos nos dan información del espacio, y en ella, tú también de blanco, tu cabello rojo; yo, como siempre, de negro, y Sebastian, así, sin acento, el hijo que nunca fue, nuestro hipotético vástago, nacido del más puro amor, vive en una dimensión que jamás podremos alcanzar. Te veo con tu mano blanca, de dedos largos perfectos, ¡ay tus bellas manos querida!, acariciando sus rizos largos, suaves, él contra tu pierna, protegido, amado, vestido de azul profundo, mientras tú me recibes con tus besos que quizás por no dados son los más hermosos besos que mi boca ha recibido.

Sí, debo decirte que en esa espiral del tiempo, somos felices, algo que con grandes esfuerzos y sacrificios conseguimos en esta existencia que tampoco sé si sea la real o la otra, en donde nos amamos hasta la eternidad, o sea hasta el día de nuestra muerte. En ambas y en todas las que existimos, te amé, te amo y te seguiré amando, eso es lo importante; sea cual sea el real Universo de nuestras vidas, en todos y en más que fuesen, te amaría; en eso Dios ha sido justo, te amo en sueños, en otros Universos, te amo en el vacío oscuro de la nada y el oscuro profundo de tus ojos, en el rojo carmesí de tu corazón y en el reflejo de la imagen azul de aquel hijo que soñamos y que al menos de este lado del Edén, tristemente, no fue.

No hay comentarios:

Publicar un comentario