viernes, 1 de noviembre de 2013

San Salvador, 26 de octubre de 2013.

La sabiduría.

El hombre sabe mucho más de lo que comprende.
Alfred Adler.

Algunas veces he escrito que Sabiduría es conocer lo que ignoramos, que ciertamente es mucho más de lo que sabemos y si a eso agregamos lo que ignoramos que ignoramos, entonces como decían mis inmortales y amados griegos clásicos, prácticamente no sabemos nada. Pero encontré hace poco una definición más pragmática y quizás de más valor. William James observó que la sabiduría consistía en aprender qué podemos pasar por alto. Esto, aunque parece facilitar la tarea, es aterrador porque hoy en día, en música, arte, ya sea literatura, pintura, escultura, música, etc., lo que podemos pasar por alto es casi todo. Es decir, el panorama para ser sabios, poseedores de Sabiduría, es más arduo de lo que pudiera imaginarse. Y debemos de sumergirnos en la nada agradable tarea de conocer al menos todo lo que está a nuestro alcance para decidir qué pasar por alto. ¡Imposible!, es lo menos que podemos exclamar. Y sobre todo que exige una preparación suprema. Conocer el pasado, leer muchísimo, estudiar, reflexionar, madurar ideas y conceptos, en fin, un panorama de soledad y esfuerzo, porque sólo en el silencio de la soledad y en el recogimientos del espíritu podemos aclarar nuestras dudas y comprender.

La primera nota de los "exercicios espirituales" de Ignacio de Loyola es ilustradora de lo que debemos hacer: "1a annotación. La primera annotación es, que por este nombre, exercicios spirituales, se entiende todo modo de examinar la consciencia, de meditar, de contemplar, de orar vocal y mental, y de otras spirituales operaciones". Desligadas de su fundamento religioso los ejercicios espirituales de Ignacio son supremamente importantes para una vida ordenada orientada a la consecución de un entendimientos profundo del mundo y de accionar de acuerdo a él. Pero es sumamente difícil. La Sabiduría no es gratis, ni fácil, ni es para todos.

Los judíos tiene sus extraordinarios Pirkei Avot de la sabiduría talmúdica. Que se conocen como "Ética de los padres", pero también como "Capítulos de los principios fundamentales". Los cristianos sus Diez Mandamientos. Los mandamientos los conocemos, conocemos pero no comprendemos como dice Adler, casi todos, así que mencionaré algo de los Pirkei Avot. Creo que al igual que los "exercicios", son más pragmáticos.

Muestra bondad a los demás.
Respeta al otro.
Respétate a ti mismo.
Respeta a Dios.
Busca la paz.
Sé prudente.
Sé humilde.
Combina el estudio de la Torah con el trabajo.
Ten cuidado con lo que dices.
No busques recompensas.
No te apresures en juzgar a alguien.
Sé justo y toma decisiones en consecuencia.
El tiempo de actuar es ahora.
El castigo iguala al pecado.
Busca un temperamento constante.

Esto nos coloca frente a una manera de vivir que ciertamente es sabía y tiene sus connotaciones prácticas que nos ayuda a convivir en armonía, paz y justicia, al igual que muchas reglas religiosas, pero sin la connotación pecaminosa ni su lado punitivo, es una elección de sabiduría, no de no cometer faltas o de condenarse porque no las cumples. Son, así las percibo, de elección, tu eliges vivir como un desgraciado o como un sabio y no son incompatibles con la religión si eres religioso.

Todas estas reglas nos causan un temor reverencial, surgido de su inmensa sabiduría, al menos a mi, y ese creo es el camino al despertar, a la sabiduría, aquella que nos lleva más allá de lo humano. Más allá de lo puramente corpóreo para adentrarnos en los vastos espacios del conocimiento, de la Iluminación, de los infinitos prados en donde habita ese maravilloso Dios de los musulmanes, que se invoca en la Bismila: "En el nombre de Alá el Clemente, el Misericordioso", lástima que algunos no comprendan que es Clemente, Misericordioso. Que Dios es amor, no odio, que Dios ama no castiga, que Dios perdona no exige venganza y que nos ama a todos, mujeres y hombres por igual, porque todos somos Su creación.
LSR.

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