sábado, 16 de junio de 2012

San Salvador, 15 de junio de 2012.

La gente que me gusta y la que no.

Me gusta la gente que mira a los ojos para dejar al descubierto la transparencia de su amistad y sinceridad, me gustan los que hablan en voz baja porque su fuerza está en sus ideas y en sus argumentos, me gusta la gente que sonríe porque comparte su alegría y derrota en cada instante de su vida la tristeza y el egoísmo, me gusta la gente sin dobleces, directa, que cuando dice sí, es sí, y cuando dice no, es no. Me enamora la gente inteligente, me alucina cuando además posee un  brillante sentido del humor. Me gusta la gente que habla de sus problemas y sufrimientos, como mero desahogo, sin trasladarlos a los demás, me gusta el amigo que es capaz de llorar y entristecerse por una pena genuina, son magnánimos y además fuertes.
Me impresiona la gente que puede pedir perdón cuando es necesario hacerlo, me gusta la gente que pide disculpas cuando comete un error y cuando,  a pesar de recibir indiferencia, continúa siendo cortés. Me gusta la gente que sonríe cuando ve cometer un error, es muestra de que se ve en un espejo antes de criticar  a los demás, me agrada la gente indulgente que tolera los errores de los demás, sus faltas , porque sabe que somos humanos y errar es nuestro destino si somos propositivos, si actuamos, si hacemos algo en este mundo.
Me seduce la gente que corrige sus errores, que no se vanagloria de ellos, que admite sus faltas y se disculpa por ellas. Me encanta la gente que quiere cada día ser mejor, más bondadosa, más solidaria y aunque poco, avanza siempre por el camino de la armonía familiar y social.
Me fortalece saber que todo esto es difícil, pero es que todo lo que vale es cosa de dedicación, sacrificio, esfuerzo continuo, responsabilidad y disciplina. Porque esto es lo que necesita El Salvador, sobre todo en aquellas áreas en que trabajan los que dirigen, que no sólo tienen, sino que deben ser ejemplares. Las cosas que valen cuestan, crear un nuevo país, justo, libre, solidario, cuesta, cuesta tanto, que nadie quiere tomarse el trabajo de empezar y cada día es más tarde, cada día nos acercamos más y más al precipicio de la desolación, del juicio final, de nuestro propio, auténtico y nacional Juicio Final, que nos juzgará con dureza por lo que hicimos mal y por lo que dejamos de hacer por este desangrado país.
Me gusta pensar que como Sodoma y Gomorra, habrá una persona justa, una sola, que cumpla con lo que me gusta, de mirada clara, honrada, sensata, centrada en la realidad y que tomará algún día las riendas de este desbocado y secuestrado país por la maldad, para llevarlo al sendero del Bien y crear así la nación que deseamos todos: justa, digna, libre en donde todos vivamos en armonía y dignidad, quizás no en ausencia completa del mal que es poderoso, pero un mundo en que la balanza, al menos, se incline al lado del bien
Porque me gusta la gente que hace el bien, que vive de su esfuerzo, no de el de los demás, me gusta la gente que tiene porque puede, que puede hacerlo con sus propios medios, con su propio esfuerzo, porque esa es la gente valiosa que se esfuerza y en su esfuerzo no atropella a los demás, reconozco el mérito del trabajo, repudio el que para tener se apropia de lo ajeno, de lo que otros, en las peores circunstancias hacen para que otros vivamos mejor. Me repugna el corrupto y la corrupción porque es la más malvada forma de empobrecer y de engañar.

Me siento agradecido con la gente amorosa, educada, honesta, solidaria que contribuye a la armonía del Universo, que hace tener esperanzas a aquellos que amamos, deseamos, el bien para todos.

LSR

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