sábado, 30 de junio de 2012

San Salvador, 30 de junio de 2012.

Los pecados capitales.
La ira. (Ira)

La ira es el pecado de los violentos, de los irreflexivos, de los abusadores, de los que violan todas las normas de la vida; la ira es una debilidad humana que refleja la impotencia del pensamiento del que es poseído por ella. En el quinto círculo del Inferno de Dante, los iracundos se golpean y empujan en las pantanosas aguas del río Estigia, se destrozan entre ellos mismos, mordiéndose y desgarrándose. La ira hace sufrir al que la padece, nubla su inteligencia y lo despeña por el abismo sin fin de la crueldad. La ira es la peor enemiga de la coexistencia pacífica.

La ira en realidad, es falta de madurez, de control sobre nosotros mismos, es frustración e impotencia por que a través de nuestro pensamiento somos incapaces de resolver las circunstancias de nuestra existencia; es también producto de la incapacidad de las instituciones para imponer sus condiciones sean estas justas o no.

Hay muchas maneras de expresar ira, con el silencio obstinado, cuando nos recluimos en el mutismo porque detestamos el contacto con un mundo que no nos comprende, cuando nos comportamos exigiendo la perfección de todos los que nos rodean, pecado de jefes irascibles; cuando evitamos encarar los grandes problemas de la vida, lo hacemos con una ira evasiva, que se hunda el mundo, yo, estoy bien; ésta es una ira perniciosa y autodestructiva. La ira se produce cuando encontramos obstáculo a la satisfacción de nuestros deseos, cuando los gobiernos encuentran que no todo es aceptado, cuando en las empresas hay ciertas medidas que no son bien vistas, en fin, la ira surge en los iracundos, cuando hay oposición a sus planes, a su manera de pensar, a sus ansias de dominio a sus planes de expansión, a su perpetuación en una posición determinada. Como vemos soberbia e ira van de la mano, son demonios poderosos pero nefastos para convivencia pacífica y la armonía social.

Las religiones han añadido a la ira el calificativo de divina, lo cual es un absurdo, porque Dios es puro amor, eso se dice, es magnánimo, eso se dice, entonces eso de ira divina suena a falacia. Adosar a Dios uno de los más odiosos y vergonzosos pecados como la ira es un disparate.

Esa fue la ira de la nada santa Inquisición, cuya existencia y letanía de horrores, es uno de los pecados capitales de la iglesia católica. Si voy a hablar de ellos, tenía que mencionar ese inmenso pecado, derivado de una de las grandes debilidades humanas, la ira divina, creada falsamente por el poder mundano de la iglesia y las desmesuradas ansias de riqueza para crear el reino de este mundo haciendo exactamente lo contrario de su supuesto fundador, un pecado capital institucional, como o peor que el holocausto. La ira divina apoyada por el papado arrasó a Europa y en menor medida a América. La ira es destructiva, destruye a los que se encuentran alrededor de la fuente, pero también al iracundo. La ira conduce inevitablemente al odio aniquilador, insano, irreflexivo y malévolo.

El éxito y el fracaso, como dice el Dalai Lama, dependen de la sabiduría y la inteligencia, que nunca pueden funcionar apropiadamente bajo la influencia de la ira. Algo que deberían escribir, como frase rectora sobre la pared de enfrente, todos los gobernantes de la tierra.

LSR.

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